A pesar del estancamiento de las negociaciones de Doha en julio de 2006, hay consenso en cuanto a la importancia de la "Ayuda para el Comercio".
En la última reunión ministerial de la OMC, celebrada en Hong Kong, Japón anunció que en un trienio destinaría US$ 10.000 millones a la ayuda relacionada con el comercio; por su parte, Estados Unidos anunció ayudas por una cuantía anual de US$ 2.700 millones hasta 2010, y la Unión Europea, €2.000 millones al año para el mismo período.
El Equipo de Trabajo de la OMC sobre esta cuestión publicó sus recomendaciones a fines de julio de 2006. Según su Presidenta, la Embajadora Mia Horn af Rantzien, de Suecia, "en el Equipo de Trabajo hubo un claro consenso en cuanto a que la ayuda para el comercio es importante en sí misma", por lo cual, había que "seguir impulsándola sin demora, pese a las dificultades de la serie de negociaciones".
El nexo entre el comercio y el desarrollo fue reconocido primeramente por organizaciones como la UNCTAD, el Banco Mundial y el CCI. No obstante, en otros círculos más amplios del campo del desarrollo, hasta hace poco se le seguía restando importancia. Esa actitud comenzó a cambiar en 2000, cuando se adoptaron los Objetivos de Desarrollo para el Milenio y cobró mucha fuerza en 2001 al comenzar la nueva serie de negociaciones de la OMC.
En el Programa de Doha para el Desarrollo se prometía que las preocupaciones de los países en desarrollo serían el centro de las negociaciones comerciales. Formar parte del mayor "club" comercial del mundo es importante y los países en desarrollo se esfuerzan por ser aceptados.
Pero la pertenencia a ese club no es suficiente para prosperar en él, y parte de la solución reside en la ayuda para el comercio. "Es un hecho que muchos países en desarrollo no lograron beneficiarse de la apertura de los mercados obtenida por la OMC, ya que carecen de las capacidades e infraestructuras necesarias en relación al comercio", declaró Pascal Lamy, Director General de la OMC, en la reunión que el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional celebraron en Singapur, en septiembre de 2006.
Hacia una mayor coherencia
El debate y las divergencias a propósito de la Ayuda para el Comercio no se han zanjado y su propio significado es polémico.
Las posturas en este debate son diversas y se refieren tanto a la cantidad como a la calidad de la ayuda. Un documento muy influyente es la Declaración de París sobre la Eficacia de la Ayuda al Desarrollo. Por su parte, la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) estudia la forma de medir y evaluar el impacto de la Ayuda para el Comercio. Otras entidades recalcan las enseñanzas que han dejado las iniciativas de asistencia relacionada con el comercio a escala regional o bilateral y las necesidades detectadas, entre otras cosas, una financiación previsible y programas definidos en función de la demanda para asegurar la responsabilización de los interesados y la coordinación de los donantes. Algunas reclaman que se atienda más a la lucha contra la pobreza. Casi todas instan a donantes y países beneficiarios a aplicar las recomendaciones del Marco Integrado Ampliado sobre la reforma del comercio en los países menos adelantados.
El CCI contribuye a iniciativas y alienta el debate. Por ejemplo, organizó una mesa redonda sobre Ayuda para el Comercio durante su encuentro anual con los clientes, donantes y asociados (abril de 2006), y un debate en línea entre el personal del CCI. Además, siguió de cerca la labor del Equipo de Trabajo de la OMC y otros debates sobre el tema.
El punto de vista del CCI
Al responder a las preguntas del Equipo de Trabajo de la OMC, Stephen Browne, Director Ejecutivo Adjunto del CCI, sugirió orientar la ayuda para el comercio a los cuatro puntos que siguen.
- Políticas: Políticas nacionales e internacionales favorables al desarrollo del comercio. A escala nacional, incluir estrategias de exportación en los planes de desarrollo, facilitar los intercambios transfronterizos y definir normas.
- Infraestructuras: Carreteras, puertos, servicios públicos y otras infraestructuras necesarias para el comercio.
- Financiación: Ajustes destinados a compensar la reducción de aranceles, la supresión progresiva del sistema de preferencias y el costo de la adaptación a las normas internacionales. Se trata, por ejemplo, de ayudar a los exportadores de textiles y ropa a superar la desaparición del Acuerdo Multifibras.
- Oferta: Asistencia técnica relacionada con el comercio que ayude a los países a dotarse de competencias y capacidades para exportar a mercados mundiales competitivos.
Desde su fundación, el CCI se viene dedicando por entero a prestar una "Ayuda para el Comercio" que se centra en la creación de capacidades de oferta. En los últimos años, apoyó el Programa de Doha para el Desarrollo ocupándose también de políticas comerciales. Tal como lo demuestran los proyectos del CCI, la Ayuda para el Comercio es un catalizador de competitividad, pues contribuye a detectar los nuevos sectores de exportación más prometedores; así, las empresas reorientan sus recursos a nuevos segmentos de crecimiento y multiplican los contactos con empresas de países en desarrollo.
En la Declaración Ministerial de Hong Kong se reconoció esta función y se alentó a los Miembros de la OMC a "cooperar con el Centro de Comercio Internacional, que complementa la labor de la OMC al ofrecer una plataforma de interacción de las empresas con los negociadores comerciales y asesoramiento práctico para que las pequeñas y medianas empresas se beneficien del sistema multilateral de comercio".
El CCI optó por una vía singular con miras a fomentar la actividad empresarial, así como la confianza entre empresas y gobiernos. Su enfoque de la Ayuda para el Comercio se basa en la responsabilización de los países beneficiarios, entendida como un proceso en el cual, dichos países, con el respaldo del CCI, participan activamente en la evaluación de las necesidades de desarrollo del comercio, la definición de prioridades y el diseño de proyectos muy concretos.
Según el CCI, las empresas cumplen una función central en el desarrollo del comercio. "Los gobiernos fijan las reglas comerciales, pero las empresas crean empleos y oportunidades. Esto debería reflejarse en la Ayuda para el Comercio. Para generar capacidades comerciales, hay que dar prioridad a las empresas, no sólo a las grandes sino también, y en primer lugar, a las pequeñas y medianas, que en la mayoría de países representan hasta 70% de la economía y mucho más en los países en desarrollo", señala el Sr. Browne.
La "responsabilización" también implica que empresas, gobiernos y ONG trabajen codo con codo, tal como quedó demostrado en el examen de varios proyectos de reducción de la pobreza mediante el comercio y la mesa redonda sobre Ayuda para el Comercio, organizados en la reunión anual del CCI.
Camboya, con el apoyo del CCI, reorienta su industria de la seda tradicional en función de la demanda de los mercados internacionales. Paralelamente, lucha contra la pobreza y el éxodo rurales. Según Ing Kuntha Phavy, Ministra de Asuntos Femeninos de Camboya, gracias al proyecto, el ingreso mensual de las tejedoras pasó de US$ 20 a US$ 60 y en 2005, el número de cultivadores de seda, cuyo ingreso anual aumentó en US$ 130, se triplicó.
Denise Sinankwa, Ministra de Comercio e Industria de Burundi, afirmó: "Utilizamos el comercio como un medio de financiar la reconstrucción económica, crear empleos y diversificar las exportaciones. Todo ello contribuye en gran medida a afianzar la paz y la solidaridad nacional." Al respecto, recordó que el CCI había propiciado la colaboración entre Frager, productor haitiano de esencias de perfume, y Rugofarm, agroempresa de Burundi, para cultivar pachulí, ingrediente utilizado en la fabricación de perfumes y jabones finos.
Stanislas Habonimana, Presidente del Directorio de Rugofarm, indicó "este proyecto creó empleos en una región con un alto índice de desocupación y podría aportar hasta US$ 300 más de ingreso anual a unos 20.000 cultivadores locales, lo que es considerable en un país cuyo producto interior bruto por habitante es de US$ 600 a US$ 700".
En septiembre de 2006, en la reunión del Banco Mundial y el FMI celebrada en Singapur, Pascal Lamy dijo: "La Ayuda para el Comercio no puede sustituir al éxito de las negociaciones de Doha […] pero es un componente necesario y útil de nuestros objetivos más amplios con respecto al comercio y el crecimiento."
Enseñanzas que ha sacado el CCI
Fragmentos del debate en línea sobre Ayuda para el Comercio.
1. La asistencia técnica da mejores resultados cuando los beneficiarios la piden e influyen en su elaboración.
2. Los procesos de inclusión y consulta en los que el sector privado cumple una función crucial son los únicos medios de obtener una evaluación de necesidades y una definición de estrategias útiles y viables para el comercio.
3. Las empresas -verdaderos exportadores- necesitan una asistencia técnica que sea pragmática y no tienen tiempo que perder en teorías sobre condiciones óptimas.
4. Además de la asistencia técnica relacionada con el comercio (ATRC) para crear competencias exportadoras, los países en desarrollo piden cada vez más ayuda para mejorar su competitividad, diseñar y aplicar estrategias de exportación, y obtener información básica sobre las normas de la OMC, campos especializados del CCI.
5. Es esencial mejorar el diálogo entre las empresas, los gobiernos y las ONG para asegurar el éxito de la ATRC.
6. Comprender las ventajas que conlleva la defensa activa de sus intereses ayuda a las empresas de los países en desarrollo a confiar en el sistema multilateral de comercio.
Enseñanzas que ha dejado el MI en Camboya
Siphana Sok, CCI
Camboya fue el primer país que obtuvo grandes beneficios del Marco Integrado (MI). Estas son algunas enseñanzas de la experiencia camboyana.
- Alentar la responsabilización nacional a todo nivel: gobierno, empresas y sociedad civil.
- Respaldar la promoción de políticas con aportes tangibles.
- Mantener la dinámica con medidas rápidas y oportunas.
- Asegurar a largo plazo la continuidad de las actividades y la obtención de resultados. Asistencia técnica para capacitar en el marco de una planificación sistemática y a largo plazo.
- Aclarar el papel y las expectativas de los interlocutores antes de promover iniciativas.
- Favorecer la participación de los interlocutores y delegarles responsabilidades.
- Forjar alianzas esenciales para el aprovechamiento de los recursos y el éxito de las actividades.
- Lograr que el Ministerio de Hacienda respalde plenamente al Ministerio de Comercio.
Artículo escrito por Prema de Sousa en colaboración con Natalie Domeisen y Christopher Simpson.