El poder en la industria textil y del vestido está hoy en manos de los compradores. La era de los contingentes quedó atrás y los vendedores tienen que andarse ahora con sumo cuidado. Los cambios en el sector han sido rápidos y violentos, especialmente el año pasado.Bajo la presión ejercida por los compradores, los proveedores de prendas de vestir se están convirtiendo en prestadores de servicios. Mientras que los compradores se concentran en su actividad esencial (el comercio minorista), los proveedores más competitivos ofrecen servicios que rebasan con mucho la simple confección de ropa. Los fabricantes logran ventajas forjando alianzas con los productores de telas y adornos. Para ello, se incorporan muy pronto a las primeras etapas del proceso productivo, ofreciendo a los compradores un importante servicio en la gestión del aprovisionamiento.Otro factor insoslayable es el de la tecnología de la información y las comunicaciones. Los grandes compradores reclaman con insistencia aplicaciones tecnológicas capaces de gestionarlo todo, desde las existencias hasta el diseño o la obtención de pedidos por licitación. Los artículos abajo mencionados están centrados en las tendencias y preocupaciones actuales, desde la perspectiva de las economías en desarrollo y en transición.