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© Centro de Comercio Internacional, Forum de Comercio Internacional - No. 1/2002

Bolsa Mexicana de Valores.

Durante los años 1980, México inició un ambicioso programa de modernización y transformación de su economía en todos los niveles con el fin de participar más plenamente en los mercados mundiales. Ello supuso en particular la adopción de una política comercial basada en la liberalización, desreglamentación, privatización e integración económicas, así como de una política cambiaria flexible. El Bancomext, o Banco Mexicano de Comercio Exterior, fundado en 1937 para financiar el comercio exterior mexicano, cumplió un papel esencial en la proyección nacional del comercio internacional “border-in”). En esta entrevista, Raúl Argüelles, Director General Adjunto de Desarrollo Exportador del Bancomext, analiza la experiencia de esta institución y las enseñanzas válidas para otros países en desarrollo.

Entrevista de Peter Hulm

P Como organismo nacional de promoción del comercio y las inversiones para el comercio exterior, Bancomext ha tenido un éxito rotundo en la prestación de servicios a los exportadores mexicanos. ¿En qué residen, a su juicio, estos resultados tan positivos?

R Hubo una época en que México tenía una OPC (organización de promoción del comercio) y una institución financiera separadas. Como a muchas otras entidades, a la OPC se la acusaba de ser ineficiente, ineficaz y cara. En 1986, el Gobierno decidió crear una única institución que se encargase de la financiación, el seguro y las actividades de promoción relativas al comercio. Este “modelo mexicano” ha dado buenos resultados desde entonces, pues su adopción coincidió con la adhesión de México al Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT).

En lo fundamental, Bancomext ha tenido mucho éxito en los últimos 15 años (al menos, en los últimos diez años por lo que se refiere al aspecto financiero de su actividad). Ahora bien, aunque logramos beneficios de cientos de millones de dólares de los Estados Unidos, el único accionista – el Gobierno mexicano – decidió no retirar sus utilidades, sino conservarlas en el Banco y destinarlas al pago de las actividades de la OPC. Eso ha permitido asegurar nuestra autosuficiencia financiera durante los pasados 12 años, período en el que no le hemos costado ni un céntimo al contribuyente mexicano. Hoy, México es el octavo exportador del mundo, con una facturación de más de US$ 170.000 millones en bienes y servicios. Tenemos el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, un acuerdo de libre intercambio con la Unión Europea y, en general, acuerdos de libre comercio con otros 31 países.

P La fórmula es magnífica, pero muy pocos países en desarrollo la han adoptado. ¿Por qué?

R Todo depende del tipo de gobierno y del tipo de sector privado que se tenga. A todos nuestros amigos que estén examinando la experiencia mexicana les diría que si hubiésemos hecho lo mismo cinco años antes, probablemente no lo hubiésemos logrado. Creo que el proyecto de 1986 prosperó porque en ese año había en México condiciones favorables. Debo precisar que 15 años después estamos revisando este modelo, habida cuenta de que hoy tenemos una economía muy abierta e integrada en el entorno global. Somos parte en muchos acuerdos de libre comercio, estamos plenamente asociados con los Estados Unidos y Canadá, y todos estamos comprobando que nuestros bancos son eficaces, que disponen de recursos y que están dispuestos a reincorporarse al sector privado.

P ¿Considera que otros bancos han aprendido de la forma de operar de Bancomext?

R Sin duda alguna. A mi entender, esto forma parte de lo que todo banco de fomento o institución gubernamental debería hacer. A veces, el gobierno tiene que intervenir en la economía para dar un ejemplo o conducirla por una vía estratégica determinada. Pero, cumplida dicha tarea, el gobierno debería retirarse. Es posible que, en los próximos 15 a 20 años, Bancomext deje de actuar en el campo de la financiación del comercio y se limite a su función de OPC. De momento, la libre economía nos muestra que en las actividades de financiación hay muchos competidores y actores que podrían encargarse eficientemente de aportar recursos a los exportadores mexicanos. Con todo, mientras exista la necesidad de que Bancomext financie a las pequeñas y medianas empresas (PYME), seguiremos haciéndolo.

P ¿Cuáles son las operaciones de OPC de Bancomext?

R En la vertiente de financiación, aportamos capital de explotación y fondos para proyectos de inversión, y financiamos la venta y exportación de mercancías; también tenemos una línea de capital riesgo. En cuanto a la promoción comercial, disponemos de 43 oficinas en todo el mundo, servicios de información, asesoramiento y formación, y un centro de diseño. Facilitamos fondos para la obtención de certificaciones de calidad, y en particular de la ISO 9000. Cada año ayudamos a más de 2.000 PYME a participar en las mejores ferias y encuentros comerciales del mundo. Bancomext lo tiene todo.

P ¿Cuál es su estructura financiera?

R Cobramos por algunos de nuestros servicios, pero no el costo total. Desde hace cinco años, en cambio, sí cobramos todas las demás prestaciones, como fotocopias, estudios de mercado, etc. Así, hemos podido administrar nuestra OPC con criterios de empresa. Esto ha servido también para que el sector privado nos exija una mejor calidad de servicio. Nuestro presupuesto anual se sitúa en alrededor de US$ 60 millones. Este año obtendremos probablemente unos US$ 4 millones de la venta de productos y servicios. Nos hemos fijado a seis años plazo la meta de captar unos US$ 10 millones gracias a la venta de productos y servicios, es decir, cerca del 15% de nuestro presupuesto total. Esto constituye también un incentivo para que nuestro personal ofrezca mejor calidad y mejor servicio.

P Muchos participantes en el Foro Ejecutivo del CCI se refirieron a las ventajas del manejo de la OPC como una empresa. Bancomext no exige que su OPC cubra sus costos o genere beneficios. ¿Significa esto un rechazo del modelo comercial?

R En términos generales, nuestra institución funciona como una empresa a fin de poder competir con otros bancos comerciales en México. En los últimos diez años, la OPC de Bancomext ha aplicado dinámicamente los criterios empresariales en todas sus operaciones, para asegurar así la medición de sus resultados, y creo que es una política factible. Para ello, sólo se requiere definir con mucha precisión su cometido, visión y objetivos estratégicos. Por supuesto, hay que fijar metas cuantitativas y cualitativas y darse los medios para poder medirlas. A veces, resulta frustrante que todos exijan que la institución o la OPC se conduzcan con criterios de empresa, pero al mismo tiempo – dado que son entidades públicas – les reclamen muchísimos informes y papeleo. Pero hay que atender esas demandas y contrapesar los resultados con las demás actividades.

Para mayor información sobre Bancomext, sírvase tomar contacto con Raúl Argüelles () o visite el sitio web de Bancomext (http://www.bancomext.com).


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