El mundo de los negocios se ha transformado radicalmente en los últimos años, y todo parece indicar que los cambios no cesarán bajo el impulso de factores como los siguientes:
- La actual serie de negociaciones de Doha. Éstas entrañarán una mayor liberalización de los intercambios, la aparición de una nueva dinámica comercial y la mutación ineluctable de las pautas comerciales existentes.
- La creciente influencia de las tecnologías de la información y las comunicaciones en los mercados internacionales. Éstos se harán más especializados y complejos, así como más eficientes y, en definitiva, más exigentes.
La competitividad total
Para imponerse en este contexto, las empresas deberán ofrecer una mejor calidad, precios más baratos, entregas o prestaciones más rápidas y una mayor flexibilidad. ¿Consecuencias para las organizaciones de promoción comercial (OPC) de los países en desarrollo y en transición? Éstas se verán obligadas a adoptar enfoques de competitividad total, que abarquen:
- las cuestiones “internas”, relativas a la capacidad exportadora y el desarrollo de competencias de las empresas locales; las cuestiones “fronterizas”, como los obstáculos sistémicos al fomento del comercio, que elevan los costos de transacción, y
- las cuestiones “externas” propias del desarrollo de mercados y la promoción comercial, que ha sido el terreno tradicional de acción de las OPC.
Esta perspectiva más amplia del desarrollo del comercio, basada en la competitividad, debe reemplazar los enfoques centrados en el mercado que aún aplican muchas OPC. Las que no lo hagan tendrán un escaso impacto en la evolución futura de las exportaciones y se xpondrán a un probable fracaso. Los cambios en curso plantean otro desafío a las OPC del mundo en desarrollo, a saber, lograr que el rendimiento de las exportaciones contribuya de forma significativa al desarrollo económico general y a la reducción de la pobreza.
Objetivos complementarios
La competitividad es compatible con los objetivos de desarrollo, y junto con éstos permite la mejora sostenible a largo plazo del rendimiento de las exportaciones. Pero esa complementariedad no se da automáticamente, sino que hay que de asegurarla. ¿Qué implica esto para los directores de las OPC?
- Primeramente, deben adoptar un enfoque integrado. El desarrollo de las exportaciones basado en la competitividad presupone que se dé un apoyo comercial a las empresas en todos los eslabones clave de la cadena de valor de las exportaciones. Se trata de ayudar a los exportadores a producir, comercializar y entregar sus productos de forma más competitiva. Y apoyo comercial se debe dar también a los nuevos empresarios, a quienes deseen iniciar una actividad empresarial y a las ONG con vocación exportadora.
- En segundo lugar, deben especializarse. Los servicios de carácter general no contribuyen mucho a la competitividad. Los servicios especializados sí lo hacen.
- En tercer lugar, la diversidad de servicios necesarios para sustentar la competitividad de las exportaciones a nivel nacional y las inversiones que exige la especialización rebasan la capacidad individual de las organizaciones de apoyo comercial. Se necesita entonces aunar las fuerzas de varios organismos, para constituir una red nacional de apoyo al comercio.
- En cuarto lugar, deben reforzar la red con la formación de asociaciones, a nivel nacional y en el extranjero. Los directores de OPC deben potenciar su red organizando programas conjuntos con otras organizaciones especializadas en el apoyo comercial, en lo posible centrados en necesidades específicas de los exportadores.
- Por último, deben mantenerse por encima de las condiciones de “turbulencia”, desarrollando una buena capacidad de adaptación. Las OPC deben realizar una evaluación comparativa de sus resultados y ajustarlos cuando sean inferiores a las metas previstas.
Desde hace algunos años, el CCI ha venido ajustando sus propias operaciones en función de los retos del nuevo contexto empresarial, proceso en el que ha aprendido varias lecciones, que pone a disposición de la dirección de las OPC.
Cuatro ideas para las OPC
- Cada red necesita un catalizador y un coordinador. La OPC nacional es el candidato idóneo, y debería tomar la iniciativa para:
- identificar cuáles son los elementos de un enfoque del fomento de las exportaciones basado en la competitividad;
- determinar los campos en que el comercio puede contribuir mejor al desarrollo económico general, y
- crear una red nacional de apoyo comercial con la participación de asociaciones público-privadas. Esta red debería basarse en competencias especializadas y cubrir todos los aspectos de la cadena de valor de las exportaciones.
- Debería buscarse una perspectiva unificadora para todos los miembros de la red. La estrategia nacional de fomento de las exportaciones no debería ser una simple lista de aspiraciones, sino un programa basado en una valoración realista de las oportunidades de exportación a mediano plazo, de las dificultades para alcanzar ventajas competitivas y de los puntos fuertes y carencias de los principales miembros de la red nacional. En la elaboración de la estrategia deberían participar todos los miembros de la red. La estrategia debería comprender una dimensión de desarrollo y contar con el respaldo de las fuerzas políticas.
- Cada OPC debería ubicarse en el centro de su red. En particular,debería centrarse en la prestación de tres servicios especializados: información comercial, asesoramiento para la exportación y orientaciones prácticas para recurrir a otros miembros especializados de la red.
- Las OPC deberían recurrir sin reservas al CCI y sus instrumentos de apoyo a las estrategias y a la competitividad. Los programas TradeMaps, World Tr@de Net y E-Trade Bridge se han concebido para potenciar las actividades de las OPC.
Extender las redes
El CCI pide encarecidamente a otras organizaciones multilaterales, como el Banco Mundial y los bancos regionales de desarrollo, que incluyan a las OPC en sus esfuerzos por dar al comercio un papel central en el desarrollo económico nacional. A finales de los años 80, algunos organismos de desarrollo habían formulado severas críticas sobre los resultados de muchas OPC de países en desarrollo; en realidad, a pesar de que algunas de ellas eran poco competentes, otras sí hacían un trabajo correcto. Desde entonces, muchas más han alcanzado buenos niveles de eficacia y rendimiento. Hoy, las OPC son indispensables para asegurar que el comercio actúe como motor del desarrollo.
El CCI sigue siendo un amigo y asociado de las OPC. Esperamos que otros organismos internacionales se unan a esta alianza a fin de lograr que las OPC puedan realizar su pleno potencial en estos años difíciles. No incorporarlos como miembros de pleno derecho al equipo que busca impulsar el desarrollo mediante el comercio sería un error.
J. Denis Bélisle es Director Ejecutivo del CCI. Este artículo se basa en el discurso que pronunció ante la Cuarta Conferencia Mundial de Organizaciones de Promoción Comercial (Beijing, República Popular China, 16 de mayo de 2002).
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