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Punto de vista de Filipinas
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Gerardo Anigan, director del Proyecto de Análisis Político y Promoción iniciado conjuntamente por la Confederación de Exportadores de Filipinas (PHILEXPORT) y la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), compartió con los participantes sus opiniones sobre el comercio electrónico en Filipinas. A continuación les presentamos un resumen de sus respuestas a algunas de las cuestiones planteadas por el moderador de la Conferencia, Peter Gallagher.

P. ¿Podría citar algunos ejemplos de rentabilidad del comercio electrónico? ¿O acaso éste sigue siendo para los países en desarrollo un «pagaré», más que dinero contante y sonante?

R. En un país formado por 7.100 islas, con una media de un teléfono por cada diez personas y líneas telefónicas eternamente ocupadas, el e-mail es un medio rentable y conveniente para las comunicaciones comerciales y las transacciones bancarias electrónicas.

En Filipinas hay ejemplos exitosos de comercio electrónico. El crecimiento registrado recientemente por nuestras exportaciones de productos electrónicos obedece en parte a la informatización del servicio de Aduanas, que ha acelerado la conversión de las materias primas importadas en exportaciones de productos terminados. Ha habido compra de importaciones por medio de la Internet, con entrega por paquete postal. El Gobierno inició hace poco un programa de apoyo a los pequeños inversores, que ahora pueden adquirir bonos del Tesoro en pequeños lotes de 5.000 pesos (unos US$ 130), iniciativa que hubiese sido difícil realizar si no se hubiera contado con dispositivos in-formatizados. La telemática ha sido un soporte indispensable para las reservaciones de billetes de avión, la verificación de las tarjetas de crédito y muchas operaciones realizadas en los supermercados. Como puede verse, el comercio electrónico es una realidad en mi país y — tal es mi convicción — en la mayoría de los países en desarrollo.

P. ¿La llamada «brecha del comercio electrónico» es un problema grave o más bien banal?

R. Para los exportadores filipinos no es una cuestión banal. Es cada vez más frecuente que los trámites de aduanas y las transacciones con compradores de otros países se hagan en línea. El exportador que dentro de unos años siga absteniéndose de usar la Internet verá que los clientes extranjeros terminarán por hacer sus compras a otro proveedor.

P. ¿Cuáles han sido las experiencias de comercio electrónico de su organización?

R. PHILEXPORT ha tomado parte en iniciativas sobre distintos aspectos del comercio electrónico como, por ejemplo:

Intercambio Electrónico de Datos (IED), en el marco de los sistemas de información sobre contingentes textiles y trámites aduaneros.

PHILEXPORT ha subvencionado el diseño de una red de IED para la organización estatal encargada de determinar los contingentes de vestuario y textiles, red que permite la preparación en línea de los documentos de exportación. El sistema funciona desde hace más de cinco años, y al parecer ha logrado autofinanciarse. PHILEXPORT ha participado también en los ensayos de un nuevo enlace de IED con el Sistema de Trámites Aduaneros Automatizados de Manila, que permite la comunicación directa de datos para la preparación de los documentos de importación y exportación.

Publicidad de empresas en nuestro sitio web. Los miembros de Philexport pueden incluir sus empresas y productos en una página del «catálogo electrónico» del sitio. En un comienzo, las empresas tenían que pagar para que se incorporasen sus datos. Sólo 20 empresas se inscribieron el primer año. El año pasado, avisamos a nuestros miembros activos que sólo la puesta al día de la información iba a quedar sujeta a pago. Ahora participan cerca de 80 empresas.

Más de 300 de nuestros afiliados disponen hoy de cuentas de correo electrónico propias, aunque la mayoría no forma parte del «catálogo electrónico». Pienso que esto se debe a que a la mayoría de los pequeños exportadores les basta con tener unos pocos clientes fijos y no ven la necesidad de tanta publicidad, ya sea en un catálogo impreso o en uno electrónico.

Proyectos de demostración. La experiencia adquirida en nuestro sitio mostró que las PYME necesitan «ver para creer». Apoyamos, pues, los siguientes proyectos:

• Diseño y experimentación del sitio web del Consejo Filipino de Codificación de Productos Comerciales. Éste contiene la base de datos más grande, actualizada y fiable de productos filipinos, así como los códigos de barras que se les han asignado. Los comerciantes pueden así «armonizar» su información, usando un mismo código de barras para un producto; los propietarios de los códigos de barras pueden usar la base para actualizar la información sobre su propia empresa y productos. Un buscador permite localizar dichas empresas o productos. El sitio está interconectado con otros, y especialmente con las interfaces de búsqueda de productos o empresas, que permiten dar con los proveedores de determinados productos o conseguir la clasificación de los aranceles u otras informaciones. Esta función será tanto más útil cuando los consejos de codificación de barras de otros países hagan accesibles en línea sus bases de datos equipadas con buscadores.

• En colaboración con la Sociedad Filipina de Comercio por Internet, la preparación de

una «caja de herramientas» para resolver los problemas de informática que el paso al año 2000 plantee a las PYME. Este problema ha sido un factor disuasivo importante para quienes se interesan por realizar operaciones comerciales electrónicas.

• Experimentación de las transacciones en línea por medio del sitio de PHILEXPORT, en colaboración con el Consejo de Fomento del Comercio Electrónico. En el marco de este proyecto, aún incipiente, PHILEXPORT examinará las necesidades sectoriales de los exportadores, como el abastecimiento de productos básicos desde distintas zonas del archipiélago para los exportadores de alimentos o una «sala de exposición virtual» que estimule la interacción entre los exportadores de artículos del hogar y de regalo y los compradores extranjeros.

P. ¿Qué dificultades han tenido?

R. Del punto de vista de los exportadores, el problema principal ha sido el costo por transacción. También ha influido la reticencia de los bancos filipinos ante las transacciones en línea. En un debate reciente realizado en un grupo de discusión electrónica de la Sociedad Filipina de Comercio por Internet, el Grupo Gartner afirmó que los bancos de Asia meridional no se han subido a la red por varios motivos:

1. Falta de un marco jurídico que regule las transacciones electrónicas.

2. Falta de necesidad. ¿Por qué deberían correr un riesgo con esta nueva tecnología y forma de servicios si la necesidad competitiva es escasa? Un banco resumió sin rodeos la situación: «los servicios en línea no van a hacer que los clientes que ya tenemos aumenten sus transacciones, ni tampoco van a atraer clientes nuevos. Sin ventaja competitiva, no vale la pena adoptar esta aplicación».

3. Falta de calificaciones profesionales, tanto de gestión como en informática.

4. Base de utilizadores de Internet insignificante en relación con el número total de clientes de los bancos.

La Sociedad Filipina de Comercio por Internet y el Consejo de Fomento del Comercio Electrónico han estado promoviendo la adopción de una ley sobre comercio electrónico que, entre otras cosas, reconozca la existencia legal de los documentos y las firmas electrónicas. El proyecto se encuentra en su fase de debate parlamentario, y se piensa que será promulgado a finales de este año. Tan pronto sea adoptada la ley, PHILEXPORT ha previsto iniciar de inmediato actividades de información-educación-comunicación y proyectos de demostración del funcionamiento del comercio electrónico.

Otros problemas generales que entorpecen la expansión de esta forma de comercio se refieren a la infraestructura de telecomunicaciones (la interconexión entre las compañías telefónicas, el servicio universal, la política de convergencia) y a la necesidad de aumentar la fiabilidad de las transacciones (lucha contra el fraude, seguridad, formación). Una manera de ayudar a superar estos problemas consiste en que las entidades estatales propongan transacciones electrónicas al público.

Pueden solicitarse más detalles a Gerardo Anigan, en


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