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Claves para el éxito de las exportaciones
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Perspectivas nacionales
© Centro de Comercio Internacional, Forum de Comercio Internacional - No. 4/1999

Las estrategias que se presentaron al Foro Ejecutivo fueron preparadas por expertos de seis países. Su texto completo figura en el sitio web de dicho Foro.

Filipinas

Desde la crisis financiera asiática de 1997, el aumento de las exportaciones de Fili pinas ha sido uno de los más importantes de la región. El último Plan de Desarrollo de las Exportaciones 1993-1998 superó el total de ingresos en divisas que se había fijado como meta.

Ahora bien, este éxito obedeció fundamentalmente a los resultados excepcionales obtenidos en sólo uno de los 14 sectores comprendidos, a saber, el de la electrónica.

Por consiguiente, Filipinas ha reorientado su estrategia en el nuevo Plan de Desarrollo de las Exportaciones 1999-2000, pasando de los programas de fomento de determinados exportadores exitosos a un enfoque centrado en el desarrollo de núcleos o aglomeraciones de empresas. Éstas se agrupan según sus nexos con las cadenas de abastecimiento y la afinidad de sus mercados. La asistencia se concentra así en las necesidades comunes de cada núcleo.

El esfuerzo nacional filipino por generar un crecimiento económico impulsado por las exportaciones comenzó a fines de los años sesenta. En 1967 se creó una Junta de Inversiones, y el Ministerio de Comercio (hoy, Ministerio de Comercio e Industria) emprendió un programa de desarrollo institucional encaminado a elaborar y apoyar una estrategia de fomento de las exportaciones.

Desde entonces, los estrategas económicos filipinos han experimentado con distintos programas innovadores de promoción comercial, guiados por tres principios rectores comunes:

• Hacer frente a los principales retos del progreso económico, como el desarrollo rural, la creación de empleo y el avance tecnológico. Las estrategias de fomento de las exportaciones no deberían limitarse al aumento de los ingresos en divisas.

• Concentrarse en el sector de las pequeñas y medianas empresas, estudiando la oferta y la demanda internacionales de algunas ramas específicas.

• Dar prioridad a la complementariedad de los sectores público y privado, el primero como catalizador y el segundo como líder y ejecutor de la estrategia exportadora nacional.

La estrategia filipina

Asentar en la legislación el carácter prioritario del fomento de las exportaciones.

La promulgación de la Ley de Fomento de las Exportaciones (1994), que proponía «convertir el desarrollo de las exportaciones una tarea de todo el país», constituyó un logro político de la más alta importancia.

Esta ley encomienda la planificación estratégica de las exportaciones a los niveles gubernamentales más elevados y estipula la participación de todos los organismos estatales competentes. Las políticas macroeconómicas se organizan para respaldar el esfuerzo exportador nacional.

Las exportaciones son inherentes al desarrollo económico.

El Plan de Desarrollo de las Exportaciones 1999-2001 ha sido incorporado directamente al Plan Filipino de Desarrollo a Mediano Plazo 1999-2004. Entre los componentes estratégicos del actual Plan de Desarrollo de las Exportaciones figuran los siguientes: financiación, inversiones e incentivos, costos comerciales, políticas agrícolas, prioridades tecnológicas, enseñanza y formación profesional, políticas de empleo, trabajo y productividad, políticas en materia de competencia, liberalización y obligaciones internacionales, y marco institucional.

Este enfoque integral permite considerar el desarrollo de las exportaciones como una prioridad de todas las carteras económicas.

El Consejo de Desarrollo de las Exportaciones impulsa la colaboración entre los sectores público y privado.

El Consejo de Desarrollo de las Exportaciones supervisa la puesta en práctica de la estrategia nacional de exportación. Presidido por el Ministro de Comercio e Industria, cuenta entre sus miembros a ocho representantes ministeriales, encargados de las políticas y programas macroeconómicos. Además, la participación de nueve representantes del sector privado consolida la asociación entre los sectores público y privado al más alto nivel de la planificación estratégica.

El Consejo se reúne mensualmente, de manera que las cuestiones relativas a la estrategia de desarrollo de las exportaciones son examinadas regularmente por responsables de las políticas y los dirigentes empresariales. Cada tres meses, las reuniones del Consejo son conducidas por el Presidente de Filipinas.

Las redes de comités que se ocupan de diversos aspectos políticos previstos en la Ley de Desarrollo de las Exportaciones apoyan la actividad del Consejo de Desarrollo de las Exportaciones. Dirigidos por el sector privado, estos comités se componen de representantes de organismos estatales y de organizaciones del sector privado.

Una organización que represente los intereses del sector privado.

La Ley de Desarrollo de las Exportaciones estipula que, a fin de forjar un consenso en el sector privado con respecto al fomento de las exportaciones y las políticas correspondientes, éste debería estar repre sentado por un «único portavoz» en sus consultas con las autoridades, concretamente por «una organización acreditada de exportadores». El reconocimiento de dicha organización se confiere sobre la base de una serie de criterios específicos por un período de tres años, es decir, tiene la misma duración que cada plan nacional de desarrollo de las exportaciones.

Desde 1994, año de la promulgación de la ley, la organización acreditada ha sido la Confederación de Exportadores de Filipinas (PHILEXPORT).

Exportaciones, desarrollo industrial y promoción de las inversiones: partes de un todo.

El sello distintivo del enfoque filipino ha sido la vinculación de las estrategias exportadora, industrial y de inversión. La fusión de los ministerios de Comercio y de Industria, en 1980, estableció y confirmó esos vínculos, que han contribuido a lograr diversos objetivos de la estrategia de exportación:

• Desplazar las prioridades desde una actividad exportadora basada en el uso abundante de mano de obra hacia una combinación de exportaciones que incorporan un alto coeficiente de trabajo calificado, y desde grandes volúmenes de productos muy estandarizados hacia productos de gran valor añadido y adaptados a los clientes.

• Fomentar las industrias que generen una base autosuficiente de materias primas para los sectores de exportación.

• Adquirir la tecnología necesaria para alcanzar y consolidar un nivel de competitividad mundial.

La estrategia nacional consiste en utilizar las inversiones extranjeras directas para crear una base industrial orientada a la exportación. La Administración Filipina de Zonas Económicas, creada en 1995, otorga incentivos fiscales a los inversionistas extranjeros y autoriza el establecimiento de zonas económicas especiales en lugares apropiados.

El Plan de Prioridades de Inversión prevé incentivos para las industrias que producen «exportaciones no tradicionales», ampliando así la oferta exportable del país. Hasta hace unos años, el Plan también ofreció incentivos a los proveedores de las empresas exportadoras de bienes y servicios. Los proveedores de insumos obtuvieron además un trato favorable al adoptarse las reformas arancelarias de los años 1990. Esta iniciativa fue todo un éxito, pues la parte de las exportaciones no tradicionales pasó de menos de 10% del total en los años 1960 a más de 80% en la actualidad.

Varios programas de carácter innovador han reforzado los vínculos entre el comercio y las inversiones, como, por ejemplo, el Plan Nacional de Información para el Fomento de las Exportaciones, que difunde una imagen coherente y positiva de Filipinas, sus productos y condiciones para la inversión. A nivel nacional, este plan busca sensibilizar a algunas categorías de la población –jóvenes, empresarios y trabajadores – sobre las distintas facetas de la competitividad mundial y la influencia de las exportaciones en el desarrollo nacional.

En otro programa interesante, el Departamento Filipino de Ciencia y Tecnología está aplicando el concepto de aglomeraciones empresariales al estudio de la economía, para determinar cuáles son sus deficiencias tecnológicas y las inversiones extranjeras directas que se necesitarían para remediarlas.

Una nueva prioridad: la aglomeración industrial.

El Plan de 1993-1998 se concentró en los sectores de gran potencial exportador (los llamados «campeones de la exportación») y en algunos mercados específicos.

Los estrategas de este período aplicaron diversos criterios para seleccionar esos sectores de producción: partes de mercado, potencial en el mercado mundial, vulnerabilidad ante el proteccionismo, infraestructura de apoyo necesaria, grado de utilización de mano de obra altamente calificada, proporción de materia prima nacional, incorporación de valor añadido y alcance de los efectos de concatenación regresiva.

El Plan de Desarrollo de las Exportaciones 1993-1998 comprendió catorce subsectores de productos, muchos de ellos generados por las PYME. Casi todos se conservaron y sirvieron de punto de partida para el Plan 1999-2001, lo que puso de relieve un aspecto fundamental del enfoque estratégico filipino: el empeño constante encaminado a desarrollar el potencial específico de cada sector y lograr una competitividad de nivel mundial.

Este último Plan ha afinado la atención que se presta a los exportadores más prósperos, según el concepto de las aglomeraciones de empresas afines (que se agrupan en torno a las inversiones, la tecnología, los recursos naturales, etc.). Así, el apoyo a las exportaciones se centra en las necesidades comunes prioritarias de cada una de las aglomeraciones o núcleos empresariales. Se espera que esta nueva orientación redunde en un mayor desarrollo de la capacidad de exportación «en el propio terreno», en contraposición a las actividades de comercialización y promoción «en ultramar».

Un nuevo programa, denominado Desarrollo de Industrias y Empresas Rurales y Pueblerinas, tiene por objeto reforzar el enfoque de aglomeraciones aplicado al fomento de la industria y del potencial exportador. Se trata de ampliar los proyectos de exportaciones rurales e intensificar las relaciones comerciales entre los pequeños proveedores y las grandes empresas.

Además, la estrategia exportadora filipina supone dedicar mayores esfuerzos a consolidar los mercados en que ya se han conquistado posiciones y a penetrar mercados no tradicionales con un alto poder adquisitivo.

De la teoría a la práctica

Una vez que el Consejo de Desarrollo de las Exportaciones aprueba el Plan, los organismos sectoriales del Grupo de Comercio Internacional, del Ministerio de Comercio e Industria, se encargan de coordinar la estrategia nacional.

Control y actualización de la estrategia

El Plan filipino se caracteriza por su índole renovable. Un Comité de Gestión del Plan evalúa su puesta en práctica, pertinencia y eficacia, utilizando a tal efecto indicadores de rendimiento.

La Ley de Desarrollo de las Exportaciones estipula la realización de una revisión, una puesta al día y una validación semestrales de la estrategia. El Comité de Gestión del Plan debe preparar informes semestrales sobre los resultados y recomendar los ajustes apropiados. Los informes de control mensuales y trimestrales, así como las consultas sectoriales, constituyen la base de los informes de rendimiento semestrales. Los ajustes aprobados por el Consejo de Desarrollo de las Exportaciones se adjuntan al plan original y se comunican a todas las entidades, instituciones y agrupaciones privadas interesadas.


Finlandia

En comparación con otros países, Finlandia inició con cierto retraso la «mundialización» de su economía. Por lo que a la internacionalización económica se refiere, en 1993 ocupó el último lugar entre los países desarrollados incluidos en el Informe sobre la Competitividad Mundial, publicado por el Foro Económico Mundial (Davos) y el Instituto IMD (Lausana, Suiza). Sin embargo, en menos de diez años, Finlandia se ha impuesto como un modelo de eficacia en los negocios internacionales, diversificando tanto la composición como el destino de sus exportaciones y convirtiéndose en un destacado exportador de servicios y productos de la tecnología más avanzada.

Actualmente, Finlandia ocupa el tercer lugar en términos de competitividad general, a pesar de haber perdido dos de sus ventajas competitivas fundamentales:

• sus relaciones comerciales especiales con la ex Unión Soviética y otros países de Europa Oriental, a raíz de los cambios económicos y políticos ocurridos en Rusia y los países vecinos, y

• su red de asociaciones cooperativas de exportación de nivel sectorial, abolida de acuerdo con los requisitos de ingreso a la Unión Europea.

¿Cómo pudo una economía basada en los recursos naturales, con altos costos de mano de obra, un mercado nacional restringido y tradicionalmente orientada a un único mercado de exportación (la ex Unión Soviética) transformarse en tan breve plazo en una exitosa exportadora de productos con un gran valor añadido? En realidad, son varios los factores que permitieron la brillante reubicación económica de Finlandia: privatización y reestructuración empresarial; reforma del sector bancario; devaluación del marco finlandés; reducción de costos en los sectores público y privado, y su entrada en la Unión Europea.

La estrategia finlandesa

Prioridad a la internacionalización de las empresas.

Esta estrategia de internacionalización:

• ha convertido a Finlandia en el centro de negocios de una «nueva Europa septentrional» (60 millones de personas), y le permite buscar una participación financiera y técnica en los proyectos de desarrollo económico e industrial de las economías en transición de Europa Central y Oriental;

• garantiza la competencia interior, obligando a las empresas a aplicar niveles de calidad y eficacia propios del mercado internacional;

• ofrece a las empresas una gama completa de servicios de consultoría sobre la internacionalización – comercio, inversiones, empresas mixtas y tecnología – que se obtienen, contra remuneración, en centros de negocios;

• fomenta las inversiones extranjeras dentro y fuera del país;

• favorece el intercambio tecnológico entre empresas finlandesas y extranjeras;

• ubica a las empresas finlandesas como asociados de las «cadenas internacionales de empresas», donde desempeñan funciones más complejas que la mera subcontratación.

Prioridad a las aglomeraciones industriales.

La Estrategia Industrial Nacional de Finlandia, iniciada en 1993 tras un período de recesión económica sin precedentes, definió algunas aglomeraciones esenciales en la economía finlandesa, con un potencial de expansión competitiva a largo plazo y de aumento progresivo de las exportaciones. Estos sectores son el centro de las estrategias de fomento económico, de las exportaciones y de la internacionalización definidas para un período de 20 años.

Asegurar la formación de redes institucionales.

La actual estrategia exportadora de Finlandia reposa en el postulado de que el fomento de las exportaciones debe ser un esfuerzo conjunto del Estado y del sector privado, puesto en práctica de consuno por las autoridades, las empresas y los trabajadores.

Importancia de la investigación conjunta de los sectores público y privado.

Finlandia tiene la tasa de crecimiento más alta del gasto en investigación y desarrollo de los países de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE).

Vincular directamente la estrategia exportadora con la estrategia industrial.

Para garantizar unos lazos óptimos, la organización principal encargada de la exportación ha sido organizada de manera que sus componentes correspondan a las aglomeraciones industriales prioritarias.

Aplicar criterios empresariales al apoyo a la exportación.

Los servicios finlandeses de apoyo al comercio se prestan contra el pago de honorarios o de montos que cubren su costo. Este enfoque mercantil es aplicado en particular por la red finlandesa de oficinas comerciales.


Irlanda

Durante los últimos 15 años, Irlanda se ha transformado en una exitosa economía exportadora, capaz de competir en los niveles más avanzados de la tecnología internacional en los sectores manufacturero y de servicios. En 1998, el total de los ingresos por exportación de mercancías superó los US$ 64.800 millones, extraordinario aumento con respecto a los US$ 7.900 millones de 1983. Los considerables y crecientes excedentes comerciales anuales (de unos US$ 20.800 millones en 1998) han reemplazado los déficit crónicos del decenio de 1970 y comienzos de los años 1980.

En este período, la base exportadora del país se ha desplazado del sector agrícola a los sectores manufacturero, agroindustrial y de servicios, dando en particular una prioridad máxima a las exportaciones de productos con «valor añadido». El sector de servicios, por ejemplo, se concentra hoy en nichos de mercado con alto valor añadido y nivel de conocimientos en los campos de los servicios financieros, las telecomunicaciones y la informática.

Irlanda ha diversificado también sus mercados de exportación. Europa continental adquiere actualmente más del 40% de sus exportaciones de bienes, superando ampliamente el nivel de 12% alcanzado en 1970. La dependencia con respecto a los mercados del Reino Unido se ha reducido considerablemente, al pasar de 65% en 1970 a 22% en 1998. De hecho, un tercio de las exportaciones irlandesas se venden hoy a mercados ajenos a la Unión Europea.

La estrategia irlandesa

Poner el comercio en el centro de la política de desarrollo nacional.

La definición de las políticas generales de desarrollo está a cargo del Ministerio de Empresas, Comercio y Empleo. En este marco general, Forfás, el organismo nacional consultivo sobre políticas de desarrollo industrial y tecnología, presta asesoramiento para la coordinación de las estrategias comerciales y de fomento de la inversión. Enterprise Ireland y la Dirección de Desarrollo Industrial son, por su parte, responsables de la elaboración y puesta en práctica de las estrategias nacionales.

Introducir flexibilidad en la planificación nacional.

El Gobierno irlandés encarga la realización de estudios de fondo de su economía, los que sirven de base para la toma de decisiones en el ámbito de los programas nacionales y también de foro adicional para el debate sobre la orientación futura de la economía y del esfuerzo exportador.

Promover la integración económica regional.

Un factor determinante del éxito de las exportaciones irlandesas ha sido el crecimiento de sus mercados en un marco de plena integración regional.

Atraer inversiones extranjeras directas orientadas a la exportación.

Para convertirse en uno de los destinos preferidos de los inversores extranjeros interesados en el sector exportador, Irlanda ha emprendido programas de modernización de la infraestructura material y técnica, la enseñanza y la formación profesional especializada, y las comunicaciones, y ofrecido diversos incentivos financieros.

Incorporar a los interlocutores sociales a la dinámica de exportación.

El Gobierno irlandés hace participar a los sindicatos y los medios empresariales en la preparación de los programas de desarrollo nacional.

Destacar continuamente la importancia de la competitividad.

La estrategia irlandesa de desarrollo de las exportaciones se basa en dos principios. Primero: la única protección efectiva para las empresas consiste en fomentar niveles internacionales de eficacia en todos los niveles de la economía. Segundo: al Gobierno incumbe, en definitiva, la responsabilidad de crear muchas de las ventajas competitivas esenciales para que la economía prospere en el contexto internacional.

Respaldar a las empresas nacionales mediante una red integrada de instituciones de apoyo al comercio.

Enterprise Ireland ofrece una gama completa de prestaciones de «ventanilla única» a las empresas autóctonas.

Evaluar periódicamente el rendimiento con respecto a algunos criterios de referencia fundamentales.

Se aplican criterios de medición tanto cuantitativos como cualitativos (eficacia, calidad e impacto).


Nueva Zelandia

Apesar de sus ventajas comparativas en la ganadería, pesca, agricultura y silvicultura, Nueva Zelandia debe hacer frente a dos desventajas competitivas: su lejanía de los grandes mercados internacionales y las pequeñas dimensiones de su mercado interno. Así, los costos de comercialización y distribución constituyen obstáculos importantes para lograr la diversificación de su base exportadora.

Empeñada en contrarrestar estas desventajas intrínsecas y en proteger a los productores locales contra la competencia internacional, Nueva Zelandia conservó hasta mediados de los años 1980 una economía muy reglamentada.

Sin embargo, se produjo entonces una crisis que desequilibró la balanza de pagos y el sistema monetario, entrañando un vuelco total en la filosofía comercial de Nueva Zelandia. El Gobierno emprendió un programa de liberalización de la economía, encaminado a lograr una mayor competitividad: reducción drástica del control de las importaciones, desreglamentación del sector industrial y el mercado laboral, y venta de los activos que el Estado poseía en numerosas empresas. Se redujeron los costos, y la aplicación de una política monetaria de choque eliminó casi completamente la inflación, lo que contribuyó a mejorar aún más la competitividad.

Gracias a esta política, Nueva Zelandia se transformó en una de las economías más abiertas del mundo, característica que sigue conservando. La liberalización favoreció la competencia, que por su parte estimuló a los productores a perfeccionar sus competencias profesionales y sus productos. Las inversiones en nueva maquinaria y tecnología dieron a las empresas neozelandesas la capacidad para superar a sus competidores extranjeros, más poderosos, en los ciclos de producción cortos, que exigen una rápida renovación del equipo. Esta es hoy una de las ventajas competitivas más importantes de Nueva Zelandia.

En un comienzo se dio por sentado que, en condiciones macroeconómicas favorables, las empresas neozelandesas se tornarían más competitivas. Pero esto no ocurrió de inmediato, por lo que se decidió que las estrategias de promoción comercial deberían revisarse a fin de garantizar una mejora rápida y sostenida del rendimiento de las exportaciones.

La estrategia neozelandesa

Unir a los sectores público y privado en torno a la planificación estratégica.

En un principio, el sector público asumió el papel rector en la elaboración y puesta en práctica de la estrategia. No obstante, desde que ésta quedó definida, Nueva Zelandia ha considerado que su conducción debe confiarse al sector privado.

Crear una estructura institucional para impulsar la estrategia.

Cuando se inició la formulación estratégica, los planificadores neozelandeses convinieron en la necesidad de establecer un centro de coordinación estatal, que garantizara una respuesta integral a la problemática del desarrollo de las exportaciones.

Construir la estrategia nacional desde los cimientos.

Al preparar la primera estrategia neozelandesa de exportación, denominada «Despliegue para el Crecimiento» (1993-2000), el país adaptó a la economía en su conjunto la metodología «desde la base», que se había aplicado durante la creación de los llamados «grupos de acción conjunta» del sector industrial.

Dar a conocer la estrategia de exportación a todos los sectores.

Para seguir de cerca la evolución del potencial exportador de los distintos sectores, se ha publicado y difundido ampliamente en los medios profesionales una «trilogía estratégica».

Mantener redes institucionales.

Los contactos regulares entre las entidades que se ocupan de la evolución a largo plazo del comercio son decisivos para este proceso.

Adaptar los servicios de promoción del comercio a las características de la estrategia.

Además de sus gestiones en el extranjero, Nueva Zelandia inició programas internos para alentar la formación de alianzas estratégicas entre grupos de empresas y la constitución de aglomeraciones empresariales, e invitar a los organismos locales de desarrollo a asumir responsabilidades más directas en la promoción del concepto de aglomeraciones industriales.

La agencia Trade New Zealand dio entonces una mayor prioridad a la búsqueda de mercados exteriores, aprovechando a tal efecto sus servicios en el interior y en el extranjero.

Adecuar la prestación de servicios a las necesidades del cliente.

En el país, los administradores contables de esta agencia deben prestar asistencia a algunas empresas o redes exportadoras en determinados sectores. En particular, coordinan los estudios de mercado y ofrecen una línea completa de servicios para las diversas facetas de la actividad exportadora. En el exterior, se concentran en prestar servicios a los exportadores neozelandeses en misión profesional, y también en buscar oportunidades comerciales que correspondan a la oferta de los exportadores.

Considerar la formulación de estrategias como un proceso continuo, sujeto a controles regulares.

Para evaluar con exactitud la contribución de Trade New Zealand al aumento de los ingresos en divisas de los exportadores, se estableció un mecanismo de medición de su rendimiento.

Evaluar el rendimiento.

Los administradores contables de Trade New Zealand deben presentar una estimación mensual de los ingresos en divisas percibidos por cada cliente gracias a la asistencia prestada por esta agencia. Estas estimaciones son verificadas, cada seis meses, por una compañía de peritaje independiente.


Mauricio

Mauricio encarna el éxito del desarrollo económico, logrado en gran medida gracias a la planificación y gestión eficientes de una sucesión de estrategias nacionales de exportación. Durante los últimos 30 años, estas estrategias han sacado al país de una situación de desempleo elevado y monocultivo, para llevarlo a otra caracterizada por la variedad de su base de producción, una tasa de ocupación cercana al pleno empleo, un sector manufacturero importante y un creciente sector de servicios orientado al exterior.

La prosperidad de las exportaciones de Mauricio ha sido impulsada por las inversiones extranjeras directas, atraídas por la estabilidad social y política del país, por una mano de obra educada y por el acceso preferencial del azúcar y los textiles a los mercados de la Unión Europea y los Estados Unidos. Con todo, esta situación está cambiando. La experiencia ha enseñado a los planificadores mauricios que toda estrategia de exportación debe ser flexible y que su elaboración es un proceso continuo.

La estrategia de Mauricio

Apoyar el desarrollo empresarial.

La estrategia de sustitución de importaciones hizo surgir empresarios calificados y con experiencia industrial. La fuerza de trabajo debió desenvolverse en un nuevo entorno laboral y una nueva cultura de empresa. Los consumidores aprendieron a comprar más bienes de producción nacional.

Prever los cambios coyunturales y las ventajas competitivas.

Mauricio se esfuerza actualmente por aumentar la eficacia de los sectores tradicionales que generan ingresos en divisas: azúcar, textiles y turismo. Paralelamente, está desarrollando la capacidad generadora de ingresos de las exportaciones del sector manufacturero y de la agricultura no azucarera, y mejorando los servicios financieros, comerciales y marítimos que puedan exportarse en la región.

Construir una base institucional que facilite la competitividad.

En 1990, el Ministerio de Industria y Comercio estableció un servicio de «ventanilla única» para difundir información sobre los incentivos a la inversión y ayudar a las empresas nacionales e internacionales a obtener autorizaciones y permisos de otros ministerios. Este servicio mantiene un sistema de contactos con funcionarios de enlace que pueden simplificar los trámites administrativos.

Alentar las asociaciones entre el Gobierno, los empresarios y los trabajadores.

Los sectores público y privado están representados en los consejos de todas las instituciones nacionales especializadas en la promoción del comercio, cuyos presidentes provienen del sector privado. El Gobierno de Mauricio se reúne dos veces al año con el Consejo Económico Mixto, la principal organización empresarial.

Aprovechar la situación geográfica.

La estrategia actual de Mauricio se orienta a su mercado regional, que cuenta con 300 millones de consumidores y absorbe importaciones por valor de US$ 17.000 millones al año.

Estimular la exportación de las pequeñas empresas.

Las PYME tienen un acceso directo a los servicios de apoyo a la exportación. Se ha previsto la creación de una estructura «de colmena», que fomenta el establecimiento de vínculos de subcontratación y tercerización entre las empresas bien establecidas y las más pequeñas.

Promover un sector de servicios especializados para la exportación.

La Ley de la Zona de Servicios de Exportación, de 1981, fue promulgada con el objeto de incentivar la reexportación de productos manufacturados, mediante el establecimiento de empresas de servicios de almacenamiento y reexportación, y de suministrar servicios especializados de comercialización de exportaciones al sector manufacturero nacional.


Chile

En los últimos 25 años, Chile ha transformado su sector exportador mediante una estrategia económica que ha privilegiado la liberalización, la apertura y la internacionalización. En 1975, antes de poner en práctica esta estrategia, 200 empresas exportaban 200 productos a 50 países; en 1998, en cambio, cerca de 6.000 empresas exportaban más de 3.800 productos a un total de 172 países. El valor de las exportaciones, en el mismo período, se decuplicó, y ascendió en 1998 a cerca de US$ 15.000 millones.

Sin embargo, el cobre sigue dominando el conjunto de las exportaciones chilenas y contribuye, aproximadamente, con cuatro de cada diez dólares ganados por la exportación. A nivel de las empresas, las actividades exportadoras se encuentran fuertemente concentradas: al 4% de las empresas exportadoras corresponde el 80% del valor total de las exportaciones nacionales. Por otra parte, un tercio de las empresas exportadoras operan según pautas irregulares, entrando o saliendo de los mercados exteriores de un año a otro. Por consiguiente, el rendimiento por mercado ha sido desigual. La búsqueda de soluciones para estos problemas del desarrollo de las exportaciones es la prioridad de la estrategia de Chile en la actualidad.

La estrategia chilena

Crear condiciones favorables a la competencia internacional.

La protección que se brindaba a las empresas nacionales se redujo casi enteramente.

Equilibrar la liberalización unilateral del comercio con un regionalismo abierto.

El concepto de regionalismo abierto se introdujo en la estrategia de desarrollo del comercio nacional, en 1990. Este concepto comprende la negociación de acuerdos preferenciales bilaterales y regionales.

Disminuir los costos de transacción de las exportaciones.

Desde sus inicios, la estrategia chilena ha buscado minimizar los costos de transacción de las exportaciones. En una primera etapa, se simplificaron los procedimientos de exportación.

Concebir el apoyo a las empresas según una perspectiva a largo plazo.

La mayoría de las empresas que habían comenzado a exportar a fines de los años 1970, habían dejado de hacerlo a comienzos de los años 1980. Así ocurrió con las pequeñas industrias, en particular. Quedó de manifiesto que, para prosperar, las estrategias nacionales de exportación deben incluir incentivos y programas de apoyo a largo plazo.

Coordinar los programas de apoyo a la exportación en un organismo técnico central.

ProChile, la institución nacional de promoción del comercio, fue fundada en 1974 para desarrollar las exportaciones no tradicionales del país. Sus primeras actividades se centraron en la elaboración e introducción de incentivos para la exportación y en la modernización de los trámites administrativos. Además, ProChile se encarga hoy de coordinar la presencia comercial chilena en los mercados extranjeros.

Favorecer las inversiones extranjeras directas.

Los inversores internacionales gozan de un trato no discriminatorio.

Promover la participación del sector privado en el desarrollo de infraestructuras.

La extensión y modernización de las infraestructuras vial, aérea, portuaria y de comunicaciones son requisitos básicos para el aumento del rendimiento comercial chileno. En todos los casos, se considera que la inversión del sector privado es esencial para el desarrollo futuro.

Estimular la innovación.

En el marco del Programa de Innovación Tecnológica 1996-2000, impulsado por el Gobierno, se han creado varios fondos de desarrollo tecnológico, para apoyar las innovaciones y los avances técnicos de las empresas, universidades y centros de tecnología asociados al sector empresarial.


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