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La Marca África: Biofach 2008
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Forum de Comercio Internacional - No. 1-2/2008

Productos orgánicos de África exhibidos en Biofach©ITC/M. Stefanovic

África tuvo su propio pabellón en Biofach, la Feria Mundial de Productos Orgánicos y Comercio Justo organizada este año en Núremberg, Alemania. Fue la primera vez que una campaña concertada para reforzar y promover la ‘Marca África’ congregó a exportadores africanos en torno a un objetivo común. El número de expositores ascendió a 75 en un esfuerzo por aportar más visibilidad a los exportadores africanos que, en pocas palabras, son claros ejemplos de la consigna del ITC: ‘Impacto positivo de las exportaciones’. Esta feria ofreció un magnífico escaparate para descubrir el nuevo perfil de los productos orgánicos de África.

Kenya: Diseño, diversidad y calidad

‘Diseño’, ‘diversidad’ y ‘calidad’ fueron las palabras que pronunciaron los visitantes de los puestos de Kenya donde aceites esenciales, tés de hierbas, aceite de coco y nueces de macadamia con certificación orgánica reflejaban la tendencia keniana a la diversificación y los productos de valor más alto.  

Los semidesérticos parajes de arbustos que se extienden desde el monte Kenya hasta Somalia alojan árboles resinosos del género boswellia y árboles espinosos del género commiphora. Desde 2007, una pequeña empresa llamada Arbor Oils of Africa viene usando la resina recolectada por los samburus, pueblo nómada, para producir el primer incienso del mundo con certificación orgánica.

Según Hilary Sommerlatte, de Arbor Oils, el motivo principal por el que nadie había buscado antes la certificación orgánica es la inaccesibilidad de las zonas donde crecen estos árboles (ocho horas al norte de Nairobi), lo que acrecienta la dificultad logística y el costo de la certificación.

Actualmente, unas 200 familias samburus participan en la recolección de la resina de cuya destilación se extrajeron unos 200 kg de aceites esenciales el año pasado. El incienso con certificación orgánica se vendió a unos € 145 el litro y la empresa se propone llegar a producir 20 toneladas, lo que considera un volumen de producción sostenible.

En la región del monte Kenya también tiene su sede Kenya Nut Company, empresa que vende con la marca ‘Out of Africa’ y exporta nueces de macadamia y algo de café con certificación orgánica, y que también estuvo en Biofach por primera vez. Emplea a más de 2.000 personas y de las 1.500 toneladas de nueces de macadamia que produce, 1.000 llevan la certificación orgánica.

‘La mayor parte de nuestra producción orgánica se exporta a Estados Unidos, Europa y Lejano Oriente’, indicó Naomi Munga, representante de la empresa. Al igual que muchos productores orgánicos, se quejó de los problemas que afrontan los exportadores para obtener certificados de producción orgánica y de la falta de uniformidad de las certificaciones que exigen diversos países industrializados. Afirmó que ese era un gran problema que, además, conlleva grandes gastos.

Más al sur, cerca del puerto de Mombasa, Coast Coconut Farms procede a convertir a sus proveedores a la producción orgánica. David Okello describe esta empresa como un ‘negocio social lucrativo’ que opera con grandes instalaciones y pequeñas microfranquicias en la Kenya rural.

‘Si nuestro aceite de coco se certifica, su precio podría pasar de € 6 hasta € 16 euros el litro. Por eso es mejor que sea orgánico, obtendremos más ganancias y los consumidores estarán más satisfechos. Nuestro mayor problema es darnos a conocer, por lo cual, esta feria va a ser muy importante para nosotros’, comentó el Sr. Okello.

Desde 1989, en la zona oriental de Kenya, Meru Herbs produce carcadé, bebida sana derivada de un hibisco tropical. Las 164 granjas con las que trabaja están certificadas orgánicas y otras 136 en proceso de conversión. En 1991, se fundó una asociación de agricultores para financiar los costos de un proyecto de irrigación del suelo y abastecimiento de agua para 430 familias.

Zimbabwe: Participación comunitaria

En una época en que la mayoría de los inversores extranjeros dejaron de lado a Zimbabwe, un empresario social vio una incomparable oportunidad de negocio en la que también podía participar la comunidad local.  

En 2007, Dominikus Collenberg puso en marcha Kaite, empresa germano-zimbabwense que se especializa en hierbas, especias y plantas medicinales y aromáticas. En shona, idioma de Zimbabwe, Kaite significa ‘tarea a realizar concienzudamente’, y en alemán antiguo, ‘granja pequeña’.

Con la tasa de inflación más alta del mundo, Zimbabwe no parece el lugar más atractivo para que un extranjero inicie un negocio. “El motivo principal fue que nadie va ahora a Zimbabwe, y la gente está desesperada. Elegí una forma de producción que requiere mucha mano de obra. No trabajamos sólo con agricultores, ya que también empleamos recolectores sin tierra porque éste es un cultivo silvestre’, señala Collenberg.

En Kaite se enseña a los agricultores a usar innovadoras técnicas de agricultura orgánica y se apoya a la comunidad local, ya sea colaborando en el tratamiento de agricultores con VIH y sus familias, o bien, pagando la escolarización de huérfanos.

Rwanda: Ayuda para reconstruir la economía

Los productos orgánicos contribuyen a reconstruir la economía en este país asolado por la guerra y, en particular, el aceite de geranio aporta esperanzas a viudas y huérfanos.  

En su época colonial, Rwanda producía fragantes aceites esenciales de geranios, pero todos los negocios murieron tras la independencia en 1962. Por eso, cuando la organización no gubernamental ASNAPP, que contribuye a crear y desarrollar empresas africanas de productos naturales, elaboró nuevos proyectos para ayudar a los supervivientes de la guerra civil y el genocidio, el aceite de geranio fue una opción evidente.

Los geranios crecen por todas partes, lo cual es un factor importante en un país donde escasean las tierras de cultivo. Ikirezi Natural Products fue creada en 2003 y emplea sobre todo a viudas y huérfanos a causa de los conflictos armados y la epidemia del sida.

‘Las viudas son algunas de las personas más difíciles de ayudar, así que si es posible contribuir a aumentar sus ingresos, no hay motivo alguno para no hacer lo propio con otros. Es mucho más digno que la limosna’, puntualiza Nicholas Hitimana, Director Gerente. Ikirezi, que significa ‘perla preciosa’ en el dialecto local, funciona con cooperativas de tres zonas. Una en Byunde, al norte y cerca de la frontera con Uganda; otra en las proximidades de Kigali, la capital, y la tercera en el sur, cerca de Kibungo, que es la más grande pues emplea a unas tres cuartas partes de las 800 personas que trabajan para la organización.

En 2007, su primer año de operaciones comerciales, la empresa produjo 60 kg en total y este año se propone llegar a 500 kg. En gran medida, la decisión de ser orgánica se tomó por motivos económicos, ya que duplica las ganancias del aceite a razón de US$ 150 el kilo. Las instalaciones de la empresa y las cooperativas fueron certificadas orgánicas por Ecocert de Alemania.

Uganda: El sector orgánico en marcha

Con un sector orgánico de rápido desarrollo y la mayor área de certificación orgánica de África, los productores de Uganda esperan convertirse en importantes proveedores de productos orgánicos.  

Esta era la primera feria para muchos de ellos y para la etapa siguiente les preparó la Iniciativa de Exportación Orgánica de Uganda, proyecto que el ITC lleva a cabo en cooperación con el Movimiento Nacional de Agricultura Orgánica de Uganda (NOGAMU). La finalidad de este proyecto es mejorar las condiciones de vida de al menos 2.500 familias ugandesas ofreciéndoles formación y pericia, así como ayudándoles a participar en mercados orgánicos.

Habida cuenta de su competitividad potencial, se seleccionaron dos empresas y dos asociaciones de agricultores: Rural Community in Development (RUCID), Good African Coffee, Kaliiro Organic Farmers’ Association y Katuka Development Trust. En el marco del proyecto se impartirá formación colectiva en productos orgánicos y se establecerá un sistema de control interno, lo que exigirá un seguimiento menor por parte del organismo certificador.

Samuel Nyanzi, Director Ejecutivo de RUCID y Presidente del NOGAMU, celebra el proyecto del ITC. Desde 2000, su empresa viene produciendo piñas, manzanas, bananas y mangos secos con frutas cultivadas por unos 120 agricultores de Lubanja, 68 km al sudoeste de Kampala, la capital.

El principal reto que afronta la empresa radica en obtener el certificado de producción plenamente orgánica para luego intensificar suficientemente la producción de manera que la exportación sea viable. Actualmente, produce a diario unos 35 kg de piñas y mangos secos, lo que según el Sr. Nyanzi es muy poco.

El dinero es un problema. El proceso de certificación es caro y la empresa tiene que financiar el periodo que transcurre entre pagar a los agricultores las materias primas y cobrar las ganancias de los frutos secos.

Stephen Sjenkima de la Asociación de Agricultores Orgánicos Kaliiro en el distrito Lyantonde, sudoeste de Uganda, también optó por la producción orgánica porque a su juicio, le abrirá mayores oportunidades de mercado. ‘Queremos maximizar nuestro potencial de mercado. Con la certificación tenemos más opciones. Las piñas son un producto perecedero y en el mercado local no hay muchas. Estoy ampliando mis conocimientos para compartirlos con los demás cuando regrese. Puedo darles una imagen más amplia. El mercado está ahí’, comenta.

El Katuka Development Trust, que agrupa a unos 5.000 caficultores de la región central de Uganda, viene operando desde hace tres años y en 2008 espera obtener la certificación orgánica para un 10% de las explotaciones

‘La mayor parte de la gente vende a intermediarios. La certificación orgánica les ofrecerá puntos de venta alternativos con mayor poder de negociación’, señala Grace Lwanga, representante de esta empresa que también se propone obtener el certificado Fairtrade.

Tharcisse Maniraho de Good African Coffee tuvo oportunidad de comparar la calidad del café con otros productores de África. ‘Lo que vimos nos ayudó a hacer una autoevaluación de nuestros productos en términos de calidad y envasado.’ Aparte de la distribución local, la empresa ya se aseguró espacios en góndolas de los supermercados Waitrose, Tesco y Sainsbury del Reino Unido. Good African Coffee cuenta con unos 14.000 caficultores a pequeña escala de la región de Ruwenzori. Aproximadamente 3.000 de estos agricultores participan en el proyecto apoyado por el ITC para ayudarles a conseguir la certificación orgánica que añadirá valor a sus productos.


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