Mucho se ha escrito sobre la globalización y lo que deberían hacer los países en desarrollo y en transición para participar plenamente en la economía mundial. A mi juicio, hay tres factores que son requisitos previos para lograr dicha participación:
· acceso a los mercados;
· bienes y servicios exportables, y
· habilidad exportadora.
Nuevas condiciones
El acceso a los mercados se negocia entre países. Históricamente, los países en desarrollo han tenido frecuentes dificultades para entrar en el mercado de los países industrializados, que favorecían a sus propios productores. Pero las cosas están cambiando. Diversas iniciativas de la Unión Europea, los Estados Unidos y la Cuarta Conferencia Ministerial de la OMC (Doha, Qatar, noviembre de 2001) tienen por objeto abrir sustancialmente los mercados a los países en desarrollo, en segmentos en los que su competitividad es mayor.
En segundo lugar, los bienes y servicios para la exportación debe ser comercialmente interesantes, lo que sólo se logra con creatividad, innovación, tecnología e inversiones de capital apropiadas.
La creatividad es abundante en los países en desarrollo. Repetidamente, éstos han encontrado medios nuevos e ingeniosos para hacer frente a situaciones que los países industrializados suelen abordar de forma más convencional. Es necesario, pues, que los países en desarrollo pongan más sistemáticamente este capital de inventiva y creatividad al servicio de sus actividades de exportación.
El costo de la tecnología, y en particular de las nuevas tecnologías de la información (TI), está disminuyendo día tras día. En 2000, el Foro Ejecutivo del CCI se centró en el tema “Desarrollo de las exportaciones en la economía digital”. Conocimos allí numerosos ejemplos de exportadores de países en desarrollo que se han incorporado a los mercados internacionales gracias al uso creativo de las TI.
La importancia de las ideas
Es interesante observar que, incluso en estos tiempos difíciles, son abundantes los capitales procedentes de todo el mundo que se dedican a la búsqueda de buenas ideas, muchas de las cuales se encontrarán en los países en desarrollo.
Estoy convencido de que esta tendencia se mantendrá y reforzará en los próximos años. Hubo una época en que las grandes empresas, o los peces grandes (para ser más gráficos), devoraban a los más pequeños; hoy, son los peces más rápidos los que devoran a los más lentos, tanto en el Norte como en el Sur. Los peces rápidos sacan su ventaja de la creatividad, innovación, tecnología y capital.
A mi juicio, es en este campo donde los países en desarrollo tienen una oportunidad única de aumentar sus partes en la economía globalizada. Cabe esperar que estos países mejoren su capacidad de respuesta ante las nuevas circunstancias, buscando mercados, detectando las posibilidades de adaptar y diversificar productos, y canalizando la energía de las empresas para aprovechar el potencial exportador de los servicios, que es uno de los segmentos de más rápido crecimiento en el comercio mundial. El uso de las TI adecuadas servirá para respaldar estas iniciativas. La modernización de la cobertura de las telecomunicaciones permite prever que los países en desarrollo acogerán un número creciente de centros de atención telefónica, así como servicios de apoyo empresarial, de información y de introducción y procesamiento de datos.
Habilidad exportadora
El tercer requisito para imponerse en los mercados de exportación consiste en que los países cuenten con las competencias técnicas y la capacidad logística para colocar sus productos y servicios. En efecto, tener la posibilidad de acceso a los mercados no es en sí suficiente, como lo demuestra el escaso éxito que los países exportadores de África, el Caribe y el Pacífico han tenido en los mercados europeos, a pesar de los privilegios de acceso de que han gozado por años.
Reforzar todos los eslabones de la cadena exportadora
Desarrollar el comercio exige mucho más que la simple promoción de las exportaciones. La experiencia conocida indica que en las economías más prósperas el apoyo comercial se da incluso a las operaciones y problemas de las cadenas de abastecimiento de la exportación, lo que supone mantener un diálogo con las entidades de fomento interesadas.
La capacidad exportadora depende de la firmeza que tenga el eslabón más débil de estas cadenas. Y no se trata de una mera fórmula de lógica. Desgraciadamente, pocas empresas de países en desarrollo prestan atención a este problema, hasta que la falla de un eslabón de sus cadenas de abastecimiento hace fracasar toda su capacidad de exportación.
Todos los actores en el proceso de exportación comparten la responsabilidad de su buen desarrollo y de la fiabilidad de los mecanismos de entrega. El exportador es un verdadero embajador de la industria y los productores de su país. Cualquier incumplimiento o deficiencia en sus prestaciones menoscabará el prestigio de todos los demás exportadores y hará más difícil la obtención de nuevos contratos. Además, es cada vez más frecuente que los compradores fijen normas, en particular de calidad, que afectan a otras operaciones conexas, como el embalaje, seguros, almacenamiento y transporte.
Los proveedores nacionales de servicios y productos deben involucrarse en los procesos de aprendizaje e intercambio de informaciones. Puesto que el CCI abarca tanto la promoción de las exportaciones como los aspectos operativos de las cadenas de abastecimiento internacional, ocupa una posición privilegiada para ayudar a las empresas y las instituciones de apoyo al comercio de los países en desarrollo y en transición.
Instrumentos comerciales del CCI
La habilidad para exportar es tan necesaria como el acceso a los mercados y la producción de bienes y servicios exportables. Las numerosas enseñanzas sobre lo que se debe hacer y lo que hay que evitar, adquiridas en casi 40 años de intensa colaboración con los exportadores de los países en desarrollo, se han incorporado en una serie de productos o “instrumentos comerciales” del CCI.
Estos instrumentos ayudan a los empresarios a mejorar sus capacidades para detectar los bienes y servicios exportables, a encontrar los segmentos de mercado más propicios y a orientar sus esfuerzos de mercadeo internacional.
Esta ayuda reviste la forma de formación sobre todos los aspectos de la exportación - inclusive la financiación, normas de calidad, embalajes, derecho mercantil, mercadotecnia, gestión de las cadenas de abastecimiento internacional y utilización de las nuevas tecnologías de la información y las telecomunicaciones – y el perfeccionamiento de estrategias para impulsar la exportación de servicios.
Papel del sector privado
Es esencial contar con una sólida estrategia nacional de exportación. Además, para asegurar el éxito de dicha estrategia, hay que lograr la participación y compromiso irrestrictos del sector privado en todo el proceso. Esto supone mucho más que meras consultas: el sector privado debe ser un participante de pleno derecho, que comparta la responsabilidad de la estrategia exportadora, tanto en caso de triunfo como de fracaso. En la práctica, dicho objetivo tropieza frecuentemente con el recelo que impera entre las instituciones públicas y privadas. Es imperativo sustituir esa animosidad por un estado de real entendimiento, confianza y colaboración.
La cooperación efectiva entre los sectores público y privado permitirá evitar los obstáculos innecesarios y la ineficiencia en los procesos de exportación. Todos los países que han logrado exportar exitosamente han desarrollado previamente una intensa colaboración público/privada, y muy especialmente redes de intercambio de información que cubren la totalidad de la cadena de abastecimiento para la exportación, desde el mercadeo hasta la entrega.
Por último, aunque es evidente que las habilidades exportadoras pueden adquirirse, su obtención no es un mero trámite, sino un proceso que exige perseverancia y determinación. Exportar implica competir y, como en toda competición, nadie triunfa sin entrenarse intensamente. La sucesión de ensayos y errores forma parte de este juego. El triunfo no es para los aficionados, sino para quienes toman este juego muy en serio y no escatiman tiempo ni esfuerzos para practicarlo. El CCI siempre hará todo lo que esté a su alcance para ayudar a los futuros triunfadores.
J. Denis Bélisle es Director Ejecutivo del CCI. Este artículo se basa en un discurso pronunciado ante el Seminario sobre la Economía Global en Egipto (El Cairo, octubre de 2001).
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