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Prioridades y posibilidades
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Forum de Comercio Internacional - No. 2/2009

A medida que la crisis económica evoluciona, surge al menos una tendencia promisoria: cada vez se conocen mejor la Ayuda para el Comercio y el papel que desempeña en la promoción del crecimiento económico mundial.



A medida que la recesión económica global evoluciona rápidamente, los países de bajos ingresos afrontan nuevos retos. Pero la crisis también les ofrece oportunidades de recentrar sus estrategias de desarrollo en esta economía mundial cambiante. Los impactos de la crisis en el desempeño económico de esos países dependerán de la velocidad y la escala de la respuesta internacional. La cantidad y la calidad de la ayuda, incluida la Ayuda para el Comercio, son hoy más importantes que nunca para el crecimiento económico y el bienestar humano.

 

La OCDE prevé que este año, el crecimiento del PIB mundial real disminuirá a 2,75 por ciento y, según la OMC, el volumen de comercio mundial podría contraerse hasta un 9 por ciento. En este clima riesgoso, los flujos de Ayuda para el Comercio para países de bajos ingresos fueron aumentando más rápido que aquellos para cualquier otro grupo de ingresos. La mayor parte se destina a abordar necesidades de infraestructura, en particular, transporte y energía. En comparación, los flujos para países en desarrollo de ingresos medios reflejan la prioridad de cimentar las capacidades productivas, incluido el desarrollo del comercio.

Globalmente, la distribución de ayuda a través de las diferentes categorías relacionadas con el comercio se mantuvo relativamente estable a lo largo del año pasado. La infraestructura económica y la capacitación productiva aumentaron y se dio un fuerte apoyo a los programas de desarrollo del comercio. Por el contrario, la asistencia técnica en materia de política comercial y reglamentación del comercio disminuyó. A raíz de la crisis económica, se espera un aumento a mediano plazo de los programas de ajuste estructural relacionados con el comercio que por el momento son relativamente pequeños. Los países asociados de la OCDE cada vez participan más activamente en la iniciativa Ayuda para el Comercio. En general, consideran que los programas y proyectos de dicha ayuda incidente positivamente en el desempeño comercial.

Casi todos los países asociados de la OCDE informan que disponen de estrategias nacionales de desarrollo y más de la mitad da prioridad a operaciones comerciales y a la elaboración de planes de acción. Aunque encuestas independientes pongan en entredicho esa evaluación positiva, de todos modos es una clara indicación del creciente reconocimiento del papel positivo que puede desempeñar el comercio en el fomento del crecimiento económico y la reducción de la pobreza.

Esos países asociados tienden a mencionar limitaciones determinantes muy similares, siendo las más comunes: red de infraestructura; competitividad; diversificación de exportaciones, y análisis, negociación y aplicación de la política comercial. De más en más, los países consideran sus prioridades con los donantes quienes, a su vez, constatan que el éxito de esos debates depende críticamente de la medida en que se hayan puesto en práctica las prioridades relacionadas con el comercio.

Sin una estrategia operacional de desarrollo del comercio resulta difícil captar apoyo de los donantes para abordar limitaciones concretas de la oferta. Vista la cantidad de solicitudes por limitación de recursos, sobre todo en tiempos de crisis económica, a los donantes les será difícil sostener mayores flujos de Ayuda para el Comercio sin una demanda articulada de los países asociados.

Las prioridades comunes para la integración regional incluyen: infraestructura de transporte; facilitación del comercio; competitividad y diversificación de las exportaciones, así como capacitación para entablar negociaciones comerciales. Los donantes también reconocieron la importancia que reviste la integración regional e informan que hay una creciente demanda de Ayuda para el Comercio regional. También indican su voluntad de prestar apoyo adicional para las consiguientes actividades.

Ahora bien, el trabajo en el plano regional plantea retos concretos, tales como la insuficiencia de cooperación y las inquietudes acerca de los costos y beneficios asimétricos. A escala regional, se ha de dar prioridad al fortalecimiento de las capacidades humanas e institucionales, así como a una participación más equitativa de los países en desarrollo en las iniciativas regionales. Así podremos maximizar los beneficios de esas iniciativas para el crecimiento económico y la reducción de la pobreza.

 

 

En el marco de la iniciativa Ayuda para el Comercio se consiguió movilizar más y mejor ayuda para el comercio y se entabló el diálogo entre los ministerios gubernamentales, las principales partes interesadas a escala nacional y la comunidad internacional de ayuda y comercio. Pero mantener el impulso, particularmente a la luz de la crisis económica, requiere un diálogo más amplio entre los gobiernos, la sociedad civil, el sector privado y los donantes.

 


 

Cuatro prioridades pendientes de la Ayuda para el Comercio

 

Primera: Mostrar que la Ayuda para el Comercio vale la pena. Subsiste la necesidad de demostrar que una mayor integración en la economía global conlleva beneficios potenciales para los países en desarrollo y, lo que es más importante, sensibilizar al respecto.

 

 

Segunda: Mostrar que la Ayuda para el Comercio es un aporte real a los objetivos más amplios de los países asociados. Es preciso que las partes interesadas admitan que la Ayuda para el Comercio forma parte de un cuadro más grande que engloba la cooperación internacional, una mayor coherencia política y el enfoque gubernamental de desarrollo económico y reducción de la pobreza.

 

 

Tercera: Establecer objetivos identificables de la Ayuda para el Comercio. Los países asociados deberían identificar caso por caso, país por país y región por región la índole y el alcance de las limitaciones determinantes que en este momento les impiden realizar plenamente los beneficios del comercio.

 

Cuarta: Mostrar que la Ayuda para el Comercio permite lograr esos objetivos. Tiene que haber una definición clara de la manera en que la Ayuda para el Comercio abordará esas limitaciones; cómo operará en iniciativas tomadas o previstas por empresas privadas y les añadirá valor, y cómo encajará en el marco evolutivo de la cooperación regional y multilateral.

 


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