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El café rwandés: De lo ordinario a lo extraordinario
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© Centro de Comercio Internacional, Forum de Comercio Internacional - No. 1/2007,
Entrevista con Philip Schluter, de Schluter S.A.

© Starbucks

Este año, el café rwandés se incluye en Starbucks. En la creación de una marca de café de calidad premium, a partir de un producto de consumo masivo y bajo rendimiento, participaron organismos de ayuda y empresas privadas.

Para saber cómo se transformó el café rwandés ordinario en una elección de gourmet, nos dirigimos a Schluter S.A. empresa de “cafetaleros africanos” que está en el negocio desde 1858. Philip Schluter, que forma parte de la sexta generación al frente de la empresa familiar con sede en Suiza, explicó el proceso a Forum de Comercio.

Tradicionalmente, el café rwandés se cultiva en pequeñas chacras. Hasta hace poco, los minifundistas escogían los frutos maduros (los granos de café en bruto) y usaban un molinillo manual para pelarlos o, en el peor de los casos, piedras. Después secaban la pulpa, que fermentaba en un pequeño recipiente con agua y se secaba al sol. Un minifundista lo dejaba fermentar 18 horas y otro 48, unos usaban agua sucia y otros limpia, según dónde estuvieran, por lo cual, la calidad del café variaba mucho. Lo enviaban en cantidades muy pequeñas de “pergamino” (granos todavía recubiertos por una capa denominada pergamino) a una estación central de compra, donde se distribuía en lotes comercializados, se descascarillaba en la fábrica y se exportaba.

El café obtenido, debido a las diferencias en la calidad del agua, el tiempo de fermentación, etc., era de calidad industrial. Se exportaba, fundamentalmente a grandes tostadores industriales, como Rwanda Ordinario y Rwanda Standard, lo que probablemente no sea un buen ejemplo de denominación. Esta era la situación de todo el café rwandés hasta 2000.

Mejor calidad

En el año 2000, las autoridades hicieron un estudio de viabilidad a través de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) con el objetivo de saber cómo añadir valor al café, siempre que éste tuviera las características inherentes a una mejor calidad, lo que requeriría estaciones de lavado o molinos húmedos. Se trata básicamente de unidades de fermentación. Al igual que el vino, el café fermentado tiene más valor, pero requiere un proceso central. La fermentación se hacía en pequeños recipientes y los resultados variaban. Las estaciones centrales de lavado poseen pequeñas “piscinas” donde se coloca el café y se controla el proceso de fermentación, con lo cual, se obtiene un café muy bien elaborado.

Una vez decidido que era factible producir café de mejor calidad, las autoridades pusieron en marcha dos proyectos: uno con cooperativas y otro con inversores privados en el que intervino Schluter. Al comprar el café a los pequeños productores, en lugar de hacerse con los pequeños pergaminos, los encargados del proyecto descartaban los frutos que aún no estaban maduros o que lo estaban demasiado, con lo cual, ofrecían empleo a las mujeres del lugar y controlaban el proceso de fermentación.

Colaboración transfronteriza

Algo positivo en toda esta historia fue que se echó mano a la experiencia africana. Durante los dos primeros años expertos kenianos acudieron a las estaciones de lavado a capacitar a los rwandeses. Enviamos a Camerún a uno de ellos para que enseñara a los cameruneses el funcionamiento de las estaciones de lavado. Después enviamos a un camerunés a Tanzanía donde pasó un tiempo aprendiendo de la experiencia de los productores tanzanianos y ahora está dirigiendo un proyecto en Camerún. Esto demuestra que la experiencia desarrollada en África puede nutrir proyectos en todos esos países.

En 2006 los rwandeses produjeron 2.500 toneladas de café perfectamente lavado. El objetivo es que todo el país produzca café perfectamente lavado de aquí a 2010. Burundi, país pegado a Rwanda, produce 36.000 toneladas de café, de las cuales 30.000 se lavan totalmente en sus 148 estaciones. Al final de esta etapa, Rwanda tendrá 71 estaciones de lavado: 50 ya funcionan y el resto está en construcción.

El impacto y el interés entre los rwandeses van en aumento. Hace poco, estuve en Rwanda con uno de nuestros compradores de café. El Presidente nos prestó una embarcación timoneada por un general que nos llevó al Lago Kivu a visitar las estaciones de lavado. Al final del día, el capitán de la embarcación nos dijo: “Voy a ir a casa a elegir un terreno de mi familia para construir una estación de lavado.”

Mejor imagen de marca

La prima de este café es del orden del 300%, debido a su adecuado tratamiento. A escala mundial, en los cinco últimos años, el café rwandés ha sido uno de los mayores éxitos en el mercado especializado. Fue galardonado con el “Delantal Negro de Starbucks”. Cada dos o tres meses Starbucks pone en oferta en sus almacenes el mejor café nuevo y organiza una promoción especial. El galardón debe su nombre a los delantales negros que llevan los gerentes y el personal especializado de las tiendas de café. La idea es que lo recomienden auténticos conocedores del café. Actualmente, el café rwandés se vende en tiendas de Suiza y otros países de Europa y Oriente Medio. Una prueba del compromiso de Starbucks es que sus propios empleados recaudaron más de US$ 50.000 para comprar vacas destinadas a pequeños caficultores de Rwanda para que se nutran mejor y dispongan de abono para sus plantas de café.

 

Entrevista de Peter Hulm. Para más detalles sobre Schluter S.A. visite el sitio web: http://www.schluter.ch

Aportes de Morten Scholer y Natalie Domeisen.


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