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Debate en Davos sobre el Programa de Doha
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© Centro de Comercio Internacional, Forum de Comercio Internacional - No. 1/2004

A pesar de los tropiezos de Cancún, el Programa de Doha para el Desarrollo sigue ofreciendo oportunidades a las economías en desarrollo y en transición, como se desprende claramente de este análisis de la situación de las negociaciones sobre el comercio mundial.

El Director General de la OMC, Supachai Panitchpakdi, suele describirse a sí mismo como un optimista. Un año y medio después de asumir funciones por un mandato de tres, en los últimos meses ha estado visitando las principales capitales con el objeto de transmitir a las autoridades y los negociadores comerciales algo de su optimismo en cuanto a las perspectivas de un acuerdo rápido y satisfactorio de las negociaciones sobre el Programa de Doha para el Desarrollo, iniciadas en la capital de Qatar en 2001. Al mismo tiempo, ha manifestado una creciente inquietud ante el nuevo entusiasmo de algunos miembros de la OMC, grandes y pequeños, por la negociación de acuerdos comerciales regionales o bilaterales, que considera divergentes con respecto a las prioridades de Doha y la gran meta de esta serie de negociaciones: un nuevo tratado sobre el comercio mundial.

“Podemos hacerlo”, o más bien, “hagámoslo”, fue el lema que el Sr. Supachai promovió públicamente en la Reunión Anual del Foro Económico Mundial (Davos, enero pasado). En el debate de Davos sobre las cuestiones comerciales predominó el pesimismo tras el fracaso de la Reunión Ministerial de la OMC en Cancún (México, septiembre de 2003), que debía trazar el rumbo de las negociaciones de Doha con miras a hacer propuestas concretas para otra conferencia de Ministros de Comercio, prevista en Hong Kong a fines de 2004. Según la mayoría de los expertos y muchos ministros, Cancún fue un fracaso, cuando no una verdadera catástrofe para el sistema multilateral de comercio. No, en absoluto, fue el mensaje trasmitido por el Sr. Supachai en Davos. Aunque reconoció que Cancún fue un duro revés, “seguimos luchando”, dijo.

El Sr. Supachai basó sus declaraciones en dos argumentos. Primeramente, dijo, la Unión Europea (UE) había optado por abandonar su iniciativa – apoyada firmemente por Japón y la República de Corea – encaminada a convencer a los países en desarrollo de comenzar a negociar nuevas normas de la OMC que abarcasen los cuatro “temas de Singapur”. Este paquete de temas – política de inversión, política de competencia, contratación pública y facilitación del comercio – fue presentado por primera vez a la Reunión Ministerial de la OMC en Singapur, en 1996. Ahora bien, el rechazo manifestado en Cancún fue tan grande, que el Comisario de Comercio de la UE, Pascal Lamy, se vio obligado a abandonar los tres primeros temas, conservando sólo la facilitación del comercio. Ésta comprende diversos aspectos, como los procedimientos y normas aduaneras para el tratamiento de las importaciones y exportaciones. Los países en desarrollo han indicado que estarían dispuestos a negociar un cierto grado de normalización de dichas cuestiones, a condición de que haya progresos en otras que para ellos tienen un interés más directo, como las subvenciones y aranceles agrícolas.

El otro éxito de Cancún fue, según el Sr. Supachai, la aprobación oficial de la entrada a la OMC de Camboya y Nepal, que se hará efectiva cuando estos países ratifiquen los respectivos acuerdos de adhesión. El ingreso de otros dos de los países más pobres del mundo – lo que elevaría a 147 el número de miembros de la OMC – acerca el día en que la OMC será una organización efectivamente mundial.

Agricultura

El Sr. Supachai también fue relativamente optimista en cuanto a las negociaciones sobre la agricultura en el marco de Doha. Insistió en que las condiciones eran mucho más favorables que durante la Ronda Uruguay, esfuerzo maratónico que se extendió de 1985 a finales de 1993.

Pero esta tesis encontró un escaso apoyo en Davos. Los representantes de países en desarrollo insistieron en que las grandes potencias comerciales – la UE y Estados Unidos – debían asumir un compromiso previo en el sentido de desmantelar sus arraigados sistemas de subvenciones agrícolas y obstáculos arancelarios, que no sólo marginan de los grandes mercados a los productores más pobres, sino que imponen a éstos, en sus propios mercados, una desigual competencia contra los productos europeos y estadounidenses, “baratos gracias a las subvenciones”. Yu Yongding, Director del Instituto de Economía y Política Mundiales de Beijing, dijo que China se había beneficiado enormemente del libre comercio. No obstante, consideraba que el proceso de liberalización del comercio internacional había llegado a un “momento dialéctico”, en el que los países desarrollados debían hacer sacrificios y adoptar medidas impopulares a nivel nacional, especialmento respecto de la agricultura. “Si sólo se piensa en ganar elecciones, nunca se harán reformas”, dijo. El Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan, se expresó en términos similares. “Más que nada, necesitamos un acuerdo sobre la agricultura que favorezca a los pobres. No hay ningún otro problema tan amenazador para el sistema multilateral de comercio, que tantas ventajas ofrece a todos,” dijo en su alocución.

Si los mercados mundiales de productos agrícolas ofreciesen condiciones equitativas a los granjeros y los países pobres, éstos obtendrían ingresos muy superiores a las eventuales ayudas o inversiones. Ernesto Zedillo, ex Presidente de México y actual Director del Centro de Estudios sobre la Globalización de la Universidad de Yale, manifestó dudas en cuanto a la disposición de las dos mayores potencias comerciales para abordar esta cuestión. “Dicho suavemente, la conducta de los Estados Unidos ha sido errática”, declaró. Con respecto a la UE fue aún más severo, ya que los europeos no habían presentado el proyecto de verdadera reforma agrícola que habían prometido en Doha, en noviembre de 2001, promesa que había contribuido a convencer a muchos países en desarrollo de iniciar una nueva serie de negociaciones.

Los líderes empresariales occidentales compartieron esta opinión. Niall Fitzgerald, Director Ejecutivo de Unilever, dijo que la Política Agrícola Común de la UE era “obscena”.

En la sesión final sobre comercio, refiriéndose a las negociaciones oficiosas celebradas en el curso de la reunión, Samuel DiPiazza, Presidente Director General de PricewaterhouseCoopers, dijo que para desbloquear las negociaciones de la OMC era indispensable resolver el problema de las subvenciones agrícolas y el acceso a los mercados, dando satisfacción a los países más pobres; en particular, había que adoptar medidas para mejorar la situación de los 2.000 millones de personas de todo el mundo que subsisten con menos de US$ 2 al día. “Todo depende de la agricultura... Tiene que haber un acuerdo sobre esta cuestión” dijo el Sr. DiPiazza. “La UE y los Estados Unidos deben tomar la iniciativa.” Agregó que si no se llegaba a un acuerdo, y las negociaciones terminaban en un fiasco, se corría el riesgo de “perder la OMC y volver a una época de aislacionismo y proteccionismo”.

Movilidad laboral

Sin embargo, según otros oradores, existía el riesgo de exagerar la importancia de la apertura de los mercados agrícolas como panacea para los problemas de los países en desarrollo. Dani Rodrik, profesor de economía política internacional de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy (Universidad de Harvard) y destacado analista del comercio mundial, dijo que la conclusión de un acuerdo que permitiese el desplazamiento, incluso temporal, de mano de obra desde los países más pobres a los países más ricos sería mucho más eficaz que la eliminación de las subvenciones agrícolas en la UE y los Estados Unidos.

Este tema – “el movimiento de personas físicas”, en la jerga de la OMC – ha sido planteado regularmente en esta Organización desde inicios de los años 1990, por la India y otros países de Asia, y bloqueado sistemáticamente por las potencias comerciales. “Si de veras se quiere mejorar radicalmente la condición de los pobres en todo el mundo, esa es una medida que hay que adoptar”, dijo Dani Rodrik. Incluso un acuerdo modesto, por el que se permitiese la entrada, rotativa, de trabajadores calificados y no calificados de países en desarrollo, en una proporción equivalente al 3% de la fuerza de trabajo de los países ricos, aportaría a los países más pobres transferencias por una cuantía de unos US$ 200.000 millones al año, es decir, mucho más de lo que podrían lograr en el actual programa de negociaciones de la OMC.

Acuerdos comerciales regionales

El Foro Económico Mundial dedicó toda una sesión a este tema, y el Sr. Supachai encontró un cierto apoyo tácito a su inquietud respecto de la proliferación de pactos – unos 400 en la actualidad – que se negocian al margen de la OMC. Su aumento podría atraer hacia esa vía a los países que hasta ahora habían optado por seguir el cauce multilateral hacia la liberalización del comercio. “Me preocupa mucho que más países se suban al carro de los pactos fuera de la OMC”, dijo. A su juicio, la mayoría de estos pactos obedecían a un apresuramiento político, ya que los ministros deseaban dar la impresión de estar haciendo algo ante el estancamiento o, en el mejor de los casos, el paso de tortuga de las negociaciones de Doha.

Ichiro Fujisaki, Vice Ministro de Asuntos Exteriores de Japón, compartió implícitamente esa interpretación cuando dijo que su país se había visto obligado a suscribir acuerdos bilaterales debido a la lentitud de las negociaciones en la OMC. Niall Fitzgerald, de Unilever, dijo que su empresa apoyaba firmemente el multilateralismo, es decir, los acuerdos mundiales en el marco de la OMC. Sin embargo, reconoció que Unilever no descartaba suscribir pequeños acuerdos en los próximos cinco años. Con todo, pensaba que estos pequeños acuerdos comerciales tendían a perjudicar a los países más pobres.



Negociaciones comerciales: integrar a la empresa

En más de la mitad del mundo, las empresas no están integradas en las entidades nacionales de negociación comercial. Si los países en desarrollo quieren aprovechar las ventajas del Programa de Doha para el Desarrollo, deben dar la palabra a los círculos empresariales.

El CCI ofrece muchos programas y servicios para ayudar a las empresas a hacer oir su voz ante las autoridades nacionales y los negociadores. Entre ellos figuran:
Reuniones regionales de “Empresas para el Desarrollo”
  • Reuniones mundiales y regionales del Foro Ejecutivo
  • Carpeta de consulta sobre el AGCS
  • Market Access Maps
  • Estudios de caso sobre normativas
  • Publicaciones sobre las normas comerciales desde una perspectiva empresarial
Para más detalles, consulte el sitio web del CCI (http://www.intracen.org).

Temas conexos tratados en Forum de Comercio

  • Negociaciones comerciales: ¿Están en sintonía las empresas?
  • Doha: Beneficios para las empresas
Consulte estos artículos y muchos más en el sitio web de Forum (http://www.tradeforum.org).

Prema de Sousa, Asistente de Redacción de Forum de Comercio, escribió este recuadro y los de las págs. 19, 21, 23, 26 y 28.



Robert Evans (), cronista independiente y consultor de prensa instalado en la región de Ginebra, se especializa en comercio y cuestiones relativas a la OMC.


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