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Las normas del mercado: Una voz para los países en desarrollo
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© Centro de Comercio Internacional, Forum de Comercio Internacional - No. 2/2003

Las estrictas normas sobre alimentos y agricultura han sido fijadas esencialmente por los países desarrollados. Concebidas para proteger a los consumidores, sus niveles son a veces tan elevados que de hecho se convierten en obstáculos no arancelarios. Para tener un mayor acceso a los mercados de exportación, los países en desarrollo pueden influir en las normas internacionales y servirse del Acuerdo sobre la Aplicación de Medidas Sanitarias y Fitosanitarias.

Para los países cuyas exportaciones consisten sobre todo de productos agrícolas y alimenticios, las medidas sanitarias y fitosanitarias (MSF) aplicadas en los mercados extranjeros pueden actuar como obstáculos no arancelarios, incluso en caso de reducción o supresión de los aranceles. Por ejemplo, a pesar de que la Unión Europea adoptó la iniciativa “Todo salvo armas” para favorecer a los países menos adelantados, éstos siguen tropezando con las MSF. Dichas medidas pueden afectar considerablemente las capacidades básicas de los productores y exportadores, y perturbar el comercio. No obstante, cada vez que los consumidores se inquieten ante los problemas de control de la inocuidad de los alimentos, aparecerán nuevos obstáculos no arancelarios al comercio.

Normas de protección sanitaria

Al concluir las negociaciones de la Ronda Uruguay, los Miembros de la OMC adoptaron el Acuerdo sobre la Aplicación de Medidas Sanitarias y Fitosanitarias para ofrecer un marco normativo multilateral que minimizara los obstáculos innecesarios al comercio. Este acuerdo impone varias obligaciones a los Miembros de la OMC, en particular sobre la transparencia.

Cada Miembro debe mantener un punto de consulta para informar a los demás Miembros sobre las medidas MSF, así como un punto de notificación sobre las medidas MSF no basadas en normas internacionales que podrían ejercer un efecto significativo en el comercio. Estas obligaciones implican una pesada carga para los países en desarrollo, donde escasean los recursos financieros. La otra cara de la moneda es que estas obligaciones en los mercados de exportación van acompañadas de derechos para las empresas de los países exportadores, las que, por ejemplo, pueden obtener rápidamente información sobre las medidas MSF y ajustar sus productos en función de los cambios registrados en estas medidas.

Observar los cambios

Las empresas pueden evitar sorpresas en los mercados de exportación si se mantienen al tanto de las notificaciones sobre las medidas que afectan a sus productos. Las notificaciones sobre salud e inocuidad de alimentos y productos agrícolas se rigen por el Acuerdo MSF, pero el Acuerdo sobre Obstáculos Técnicos al Comercio (OTC) también impone algunos requisitos de notificación importantes (en el embalaje). Para beneficiarse de la obligación de notificación de los países, debe haber una estrecha colaboración entre los puntos de consulta y el sector empresarial, lo que no se logra siempre. Muchos exportadores de países en desarrollo no llegan a ejercer sus derechos en cuanto a las notificaciones, por dos razones principales:

  • el aumento constante del número de notificaciones, al cobrar prioridad la inocuidad de los alimentos, y

  • la escasez de recursos y competencias de que adolecen los puntos de consulta para procesar las notificaciones y comunicarlas a los interesados.

    El sector empresarial de los países en desarrollo debe conseguir que sus gobiernos establezcan sistemas de control de las notificaciones relativas a las medidas MSF y OTC. Brasil y Canadá se han dotado de mecanismos que advierten oportunamente a las empresas de los cambios que pueden afectarlas.

    Las empresas pueden seguir así las medidas MSF obligatorias, pero no en todos los casos. Por ejemplo, los exportadores que abastecen a grandes cadenas minoristas y mayoristas, como Sainsbury’s, del sector alimentario del Reino Unido, deben acatar requisitos más pormenorizados que las normas oficiales, a saber, las exigencias de calidad y seguridad de la propia empresa compradora.

    Colaboración público/privada

    Además de mantenerse informados sobre las medidas MSF, los países en desarrollo pueden movilizarse más activamente para influir en su formulación, antes de que los países promotores las adopten definitivamente. Cada Miembro de la OMC tiene el derecho de hacer observaciones sobre los cambios propuestos en relación a las MSF. Para dar más fuerza a dichas observaciones, los interesados, y especialmente el sector público y las empresas, deben colaborar más estrechamente, y los funcionarios de comercio pueden impugnar los obstáculos ilícitos, ya sea directamente ante el país promotor o ante el Comité MSF de la OMC.

    En algunos países, la creación de un Comité MSF nacional ha sido muy provechosa. En estos comités participan los ministerios competentes y las organizaciones del sector privado, como cámaras de agricultura, comercio e industria, así como las asociaciones de exportadores.

    Por ejemplo, un estudio realizado por la Secretaría del Commonwealth y el CCI puso de relieve los buenos resultados de una iniciativa de colaboración entre los sectores público y privado de Mauricio (véase el artículo “Asistencia técnica para las medidas MSF: La protección sanitaria”, en Forum de Comercio 3/2002).

    La acción normativa

    El Acuerdo MSF exige que los Miembros de la OMC basen sus medidas de protección sanitaria y fitosanitaria en normas, directrices o recomendaciones internacionales, salvo en determinadas circunstancias previstas por el Acuerdo. Otra forma de influir en las medidas MSF consiste en que los países en desarrollo participen activamente en las actividades de redacción de normas por las tres organizaciones internacionales mencionadas en el Acuerdo MSF. El sector empresarial puede comunicar sus preocupaciones a las delegaciones nacionales que se envían a estas organizaciones, como el órgano normativo que trabaja con la Organización Internacional de Normalización.

    Pero esto es más difícil de lo que parece, ya que la mayoría de los países en desarrollo asumen un papel pasivo. El CCI y la Secretaría del Commonwealth llevaron a cabo estudios de caso sobre la situación de las MSF y los OTC en seis países en desarrollo, y descubrieron que cinco de seis países no participaban activamente en las comisiones técnicas normativas, debido a dificultades financieras y de otra índole. Malasia era la excepción. La India intervenía, pero sólo en la reglamentación internacional sobre el té.

    Elevar las normas nacionales

    Las empresas exportadoras de los países en desarrollo deben ajustar su producción a las exigencias de las mercados meta, y demostrar que las satisfacen. Para ello disponen de diversos medios:

  • Ayudar a colmar lagunas. Aunque la responsabilidad de crear la infraestructura necesaria para el control de las importaciones y la certificación de las exportaciones incumbe al sector público, el sector privado puede complementar dichos esfuerzos. Por ejemplo, podría construir laboratorios si el sector público carece de capacidad para hacerlo.

  • Comenzar con normas de aplicación voluntaria. Las organizaciones del sector privado pueden adoptar normas voluntarias para ayudar a la industria nacional a alcanzar un nivel mínimo colectivo, primer paso para que los exportadores cumplan con los requisitos MSF más estrictos vigentes en los mercados de exportación.

  • Colaborar con los importadores. La cooperación entre empresas de países exportadores y países importadores puede facilitar enormemente la entrada en los mercados meta. El Comité de Enlace Europa-África-Caribe-Pacífico (COLEACP) es un ejemplo interesante. Financiado por la UE, actúa como asociación interprofesional de exportadores, importadores y otros actores del comercio de productos hortícolas entre la UE y el Grupo de Estados de África, el Caribe y el Pacífico (Grupo ACP). El COLEACP se esfuerza por armonizar las relaciones entre productores y exportadores del ACP y los importadores de frutas y hortalizas frescas o procesadas, flores y plantas. También fomenta la producción hortícola de los países del ACP, e impulsa un programa de formación sobre el uso de plaguicidas y los requisitos en materia de residuos que aplicará dentro de poco la UE.

    Planificar el acceso a los mercados

    El régimen de derechos y obligaciones previsto en el Acuerdo MSF permite que los países planifiquen y apliquen estrategias coherentes de acceso a los mercados. Al respecto, son determinantes las competencias del sector empresarial, que tendrá que dedicar mucho tiempo y recursos al largo proceso de implantación en los mercados.

    Es esencial adoptar un enfoque público-privado que permita detectar qué exportaciones podrían ser las más perjudicadas por las barreras MSF. La experiencia del sector empresarial puede ayudar a los funcionarios de comercio a comprender los problemas y las oportunidades para las exportaciones nacionales. Mediante un proceso de consulta, los gobiernos pueden definir prioridades para el acceso a los mercados, basándose en las probabilidades de éxito y el valor de las exportaciones potenciales. Una vez que han definido una táctica convincente para actuar a favor de sus exportadores, pueden adoptar las siguientes medidas consecutivas para facilitar sus operaciones:

  • Celebrar consultas bilaterales con los países importadores para evaluar las necesidades de información y minimizar los plazos de cumplimiento de los requisitos de acceso.

  • Si esto no da resultados, el gobierno del país exportador puede iniciar negociaciones informales paralelamente al Comité MSF.

  • Si los países no logran resolver un problema entre ellos, pueden plantearlo entonces como cuestión de interés comercial específico al propio Comité MSF. Esto puede ser un fuerte argumento para que el país importador cambie su política.

  • Si las partes no llegan a un acuerdo, pueden recurrir al procedimiento de solución de diferencias de la OMC.

    Este procedimiento ha demostrado su eficacia, pues son pocos los litigios sobre MSF que llegan hasta la última etapa. Aplicado en consulta y cooperación con el sector privado, tiene la ventaja de guiarse por las fuerzas del mercado.

    Aprovechar lo que hay

    Muchos de los ejemplos citados muestran que se está formando una importante red de proveedores y fuentes de información sobre las MSF, a menudo sin costo. Si la aprovechan adecuadamente, por ejemplo, a través del sistema de notificaciones, los países en desarrollo y sus empresas exportadoras optimizarán la búsqueda de soluciones y sacarán mayores beneficios de las oportunidades que abre el Acuerdo MSF.

    Tres etapas son indispensables para salir adelante:

  • sensibilizar a los sectores público y privado del país sobre los derechos y obligaciones en materia de MSF;

  • reaccionar con rapidez y dinamismo — tanto a nivel de empresas como de las autoridades — ante los cambios en materia de MSF que pudieran modificar los mercados de exportación, y

  • participar de forma focalizada y fundamentada en el proceso normativo internacional, a fin de garantizar que se tengan adecuadamente en cuenta los intereses del país.

    Para comprender el Acuerdo MSF y beneficiarse de sus disposiciones no hay atajos o soluciones instantáneas. Sin embargo, los exportadores tienen mucho que ganar si su país se moviliza correctamente.


    Proteger y mejorar la salud

    El Acuerdo de la OMC permite que los países impongan medidas sanitarias y fitosanitarias para proteger y mejorar la salud humana, de los animales y las plantas. Las medidas sanitarias comprenden normas sobre inocuidad de los alimentos o especificaciones encaminadas a impedir la entrada al país de plagas o enfermedades a través de los alimentos. Los países pueden aplicar medidas fitosanitarias para asegurar que las variedades vegetales importadas no propaguen plagas o enfermedades. Los países también pueden aplicar “procedimientos de control, inspección y aprobación” para verificar la conformidad de las importaciones con sus medidas MSF.


    Costo de las prohibiciones

    CASO — En 1997, la Unión Europea (UE) prohibió la importación de camarones de Bangladesh. Esta medida fue propuesta por un equipo de inspección de la UE que visitó las plantas de procesamiento y cuestionó tanto el cumplimiento de las normas HACCP (Análisis de Peligros y Puntos Críticos de Control) como la fiabilidad y eficiencia de los inspectores del gobierno. Esta prohibición costó cerca de US$ 15 millones a Bangladesh en un período de cinco meses, a pesar de que algunos exportadores lograron desviar parte de la producción hacia Estados Unidos y el Japón.

    Fuente: Briefing Paper No. 7/2002 del CUTS Centre for International Trade, Economics and Environment.


    El poder de la información

    CASO — El punto de consulta del Canadá sobre MSF y OTC ha creado un sistema que incorpora automáticamente las notificaciones recibidas de la OMC en una base de datos de acceso en línea, clasificada por temas según una normativa internacional. Las empresas canadienses que desean obtener información sobre las notificaciones eligen un campo de búsqueda, a fin de consultar sólo las que les interesan.

    En Brasil, el punto de consulta sobre OTC ha elaborado una aplicación llamada “Alerta Exportador”, que permite recibir por correo-e — sin costo adicional — actualizaciones diarias de las nuevas notificaciones sobre normativas técnicas y procedimientos de evaluación de conformidad.

    Gracias a estos sistemas, los puntos de consulta pueden abarcar todos los sectores empresariales, sin inundar a los suscritos con información que no les interesa.

    Fuente: Export Quality Bulletin No. 72 del CCI, “Information Retrieval on Standards, Technical Regulations and Conformity Assessment Procedures” (diciembre de 2002).


    La solución de problemas

    CASO — Kenya prohibió la importación de polluelos de un día desde Mauricio invocando el peligro de la enfermedad Avian encephalomyelitis. Según la documentación correspondiente, Kenya no había evaluado riesgos, efectuado pruebas ni notificado la aplicación de esta medida a la OMC. Las autoridades de Mauricio, en consulta con su misión en Ginebra, examinaron las posibles respuestas, entre las que figuraba una reclamación a la próxima reunión del Comité MSF. Al mismo tiempo, solicitaron asesoramiento técnico a la Secretaría de la Oficina Internacional de Epizootias para conocer la situación respecto de la Avian encephalomyelitis. Finalmente, ambos países llegaron a un acuerdo privado y Kenya levantó la prohibición.

    Fuente: Próxima publicación CCI/Secretaría del Commonwealth sobre OTC y MSF.


    Influir en normas internacionales

    CASO — Malasia ha creado un Comité Nacional y 12 subcomités para aplicar el Codex Alimentarius según los intereses nacionales. Los representantes de la industria, y en especial la Agrupación de Fabricantes de Alimentos de Malasia, participan activamente. Esto les ha permitido intervenir en la formulación de varias de las normas del Codex.

    La India ha contribuido activamente a la formulación de la normativa internacional sobre el té, redactando los proyectos de texto. Esos esfuerzos se concretaron en la norma ISO 3720: 1986, Té negro — Definición y requisitos básicos, adoptada por la Organización Internacional de Normalización.

    Fuentes: Malasia — Publicación CCI/Secretaría del Commonwealth sobre OTC y SPS.

    India — “Strengthening Developing Countries’ Capacities to Respond to Health, Sanitary and Environmental Requirements”, ponencia presentada por Veena Jha a un seminario de la UNCTAD sobre normas y comercio (mayo de 2002).


    Beneficios para el comercio

    CASO — Ocho años se necesitaron para conseguir el acceso al mercado australiano para la variedad de pera “Ya”, producida en la provincia de Hebei, que la República Popular China solicitó en 1991. La evaluación de riesgos determinó que en las zonas de exportación existían 120 plagas potenciales asociadas a esta fruta, de las cuales 18 eran materia de cuarentena para Australia. Las condiciones finales de importación incluyeron el registro de las granjas y las instalaciones de envasado por las autoridades de cuarentena de China, y la aplicación de medidas de control de plagas. Entre finales de 1999 y comienzos de 2000, Australia importó 1.700 toneladas de pera, sin que se rechazara ningún envío.

    Fuente: Ponencia de Digby Gascoine (Australia) a un seminario de la OMC sobre análisis de riesgos (junio de 2000).


    Contactos útiles

    Los principales órganos de normalización internacional en materia de medidas sanitarias y fitosanitarias (MSF) son:

  • Comisión del Codex Alimentarius (http://www.codexalimentarius.net). Organismo encargado de definir las normas alimentarias.

  • Convención Internacional de Protección Fitosanitaria (http://www.ippc.int/IPP/Es/default.htm). Instrumento que define las normas para impedir la introducción de plagas de las plantas y sus productos por medio de su comercio.

  • Oficina Internacional de Epizootias (OIE– Organización Mundial de Sanidad Animal) (http://www.oie.int). Organismo encargado de definir las normas para impedir la introducción de agentes infecciosos y enfermedades por medio del comercio de animales y de material genético y productos de origen animal.

    Véase también el World Directory of Information Sources on Standards, Conformity Assessment, Accreditation, Metrology, Technical Regulations, Sanitary and Phytosanitary Measures, disponible en el sitio web del CCI (http://www.intracen.org/eqm).


    Para más detalles, diríjase a Shyam K. Gujadhur, Asesor Principal del CCI en Gestión de la Calidad de Exportaciones ().


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