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El buen gobierno abre puertas a la promoción empresarial
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© Centro de Comercio Internacional, Forum de Comercio Internacional - No. 1/2006

Entrevista de Christopher Simpson a Michel Kostecki, Profesor a la Universidad de Neuchâtel, Suiza Tratándose de políticas de comercio, el modelo de buen gobierno ha de ser “abierto, equitativo e inclusivo”, afirma Michel Kostecki.© Organizacón Internacional del Trabajo/ M.Crozet

Entrevista de Christopher Simpson a Michel Kostecki, Profesor a la Universidad de Neuchâtel, Suiza

Tratándose de políticas de comercio, el modelo de buen gobierno ha de ser “abierto, equitativo e inclusivo”, afirma Michel Kostecki.

“¿A su juicio, qué papel debería desempeñar la comunidad empresarial para que la ronda de Doha se concluya con éxito?”, fue una de las preguntas que le hicieron a Pascal Lamy, Director General de la OMC, en un chat de febrero de 2006. Él contestó: “Si la comunidad empresarial se desinteresa de las negociaciones de Doha habrá toda una lucha para concluirlas con éxito. Por lo tanto, la comunidad empresarial debería evaluar dónde residen sus intereses y comunicar su posición a los gobiernos en cuestión.”

Esto último es bastante acertado, pero depende de que la comunidad empresarial logre establecer una posición común frente a los conflictos de intereses y, luego, los canales fiables para defender esa posición ante el gobierno. ¿Hay una guía de promoción empresarial? Michel Kostecki, Consultor del CCI, piensa que no, por la diversidad de sistemas políticos, factores de desarrollo socioeconómico y tradiciones. “Se trata de una cuestión de principios básicos y comunes, implantados en un país de una manera concreta y el sistema aplicado ha de garantizar el acceso a los principales actores, incluidas las ONG”, señala el Profesor Kostecki.

El buen gobierno en política comercial, añade, ofrece legítimas vías de acceso a las instancias decisorias, no sólo a las empresas sino también a grupos de mujeres, consumidores, defensores del medio ambiente, etc. El éxito de la promoción no depende del tipo de gobierno. Un Estado centralizado puede fraternizar con las empresas y un gobierno electo puede desinteresarse totalmente de la problemática de la comunidad empresarial.

El buen gobierno conlleva la promoción, pero, en cierta medida, dividida. “Por promoción, entendemos una promoción que se guíe por tres preceptos fáciles: transparencia, legitimidad e inclusividad. Siempre habrá importantes intereses privados en juego y la promoción sería mala cosa si le forzara la mano a los gobiernos”, explica el Profesor Kostecki.

Según él, en algunos países los intereses particulares son tan poderosos que para los de fuera no está claro si hay que negociar con el gobierno o con grupos de presión empresariales. Aun así, existen modelos de promoción equilibrados, tanto para países desarrollados como para países en desarrollo. Canadá dispone de una estructura de poder descentralizada que se funda en una gran diversidad de intereses y en la integración de cuestiones sociales y de derechos humanos. En Sudáfrica, los principios del Informe King sobre gobierno empresarial – basado en el caso de los deportistas acusados de recibir coimas para arreglar de antemano los resultados en la serie de partidos entre India y Sudáfrica, en la década de 1990 – se aplica ampliamente en la formulación de la política comercial.

Forjar una comunidad de intereses

Para ser transparente e inclusivo, el procedimiento ha de prever un debate abierto para resolver los inevitables conflictos de intereses, establecer posiciones comunes y crear lo que el Profesor Kostecki denomina “una comunidad de intereses”.

“Cuando en los debates entre grupos se pasa de lo concreto a lo general, se van descubriendo puntos comunes para definir posiciones que se pueden comunicar a los negociadores gubernamentales. Por ejemplo, en la mayoría de los países, las comunidades empresariales suelen apoyar la apertura de mercados de aquellos productos que les interesan y para alcanzar esa meta común crean coaliciones”, acota.

También da ejemplos del poder de la comunidad de intereses en la propia OMC tales como las agrupaciones de países que adoptan posiciones de negociación similares para lograr metas generales a pesar de las diferencias particulares. “A veces, a primera vista resulta difícil captar la lógica de los países en cuestión, pero si se profundiza un poco, se entiende”, puntualiza el Profesor Kostecki.

Ahora bien, si países con grandes diferencias pueden lograr esas metas comunes, las comunidades de interés de los países también pueden hacerlo. Obviamente, existen problemas, sobre todo, la falta de competencias de negociación en los grupos para llegar a un compromiso y factores culturales muy arraigados tales como determinados sectores empresariales controlados por clanes, minorías y familias.

Pero uno de los mayores retos es el pragmatismo, por no decir la apatía de los miembros de la comunidad empresarial. ¿Para qué esforzarse en negociar posiciones comunes si el gobierno no las tiene en cuenta? El Profesor Kostecki recuerda que en una reunión sobre promoción empresarial, organizada por el CCI en un país asiático, tres ministros dejaron la sala inmediatamente después de haber pronunciado su discurso. Un destacado dirigente empresarial le dijo: “No les interesa en absoluto lo que voy a decir.”

Este problema se ve agravado por el hecho de que incluso aquellas asociaciones empresariales que son escuchadas por los gobiernos se han quedado estancadas como sucede en los países desarrollados. Prácticamente, se convirtieron en dependencias gubernamentales cuyos empleados son miembros del servicio civil en lugar de representantes de la comunidad empresarial ansiosos de defender los intereses de sus miembros, a veces, frente a funcionarios que no simpatizan con su causa. “Puede ocurrir que las empresas prefieran hacer dinero en lugar de luchar con un ministro. Los empresarios no tienen tiempo que perder y, a veces, no creen demasiado en el gobierno”, comenta el Profesor Kostecki.

Modelos de promoción empresarial

No obstante, existen varios ejemplos documentados de promoción empresarial en los que se logró influir en las posiciones del país acerca de las negociaciones comerciales, o bien en la política del gobierno.

Respecto a los primeros, el Profesor Kostecki cita el caso de un miembro del Colegio de Abogados de Brasil que formaba parte de la delegación de su país y que durante las negociaciones del Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios supo defender los intereses de su gremio ante los negociadores nacionales e internacionales.

En cuanto a la influencia en la política gubernamental, recuerda el caso de Philfoodex, de Filipinas, que llevó a cabo una exitosa campaña por la modificación de la política nacional frente a un potente grupo de presión y a un sistema de cupos que permitía a los exportadores vender azúcar a Estados Unidos a precios mucho más altos que los mundiales.

Philfoodex representaba a unos 600 productores y exportadores de alimentos, atrapados entre la liberalización del comercio (que abarataba las importaciones) y la producción nacional que no era competitiva, ni siquiera respecto a productores extranjeros menos eficientes, debido al alto costo del azúcar, por lo que tenían que pagar más que los precios mundiales.

La posibilidad de crear coaliciones no sólo existe en países y regiones, sino también en las comunidades empresariales de diversos países. Según el Profesor Kostecki, conceptos como local o regional “pierden significado en un mundo internet- conectado. Puede haber gente que se dedica al negocio de servicios en línea, por ejemplo en la India o Estados Unidos, y que logra obtener consenso en la OMC acerca de las políticas liberales. A veces, empresas competidoras encuentran una comunidad de interés en países en desarrollo o entre éstos y los países desarrollados.”

La inclusividad cimienta la credibilidad

En términos de política comercial, el buen gobierno también requiere inclusividad, dar voz a quienes rara vez la tienen. En los países en desarrollo abundan las pequeñas y medianas empresas y el sector informal puede representar hasta el 40% de la economía. Otra voz ausente es la de las mujeres. A pesar de su aporte significativo a la economía – hasta 70% en algunos países africanos – se les suele excluir de los procesos decisorios por múltiples motivos, generalmente, arraigados en la cultura.

“Se impone propiciar la plena participación de la mujer porque en los países en desarrollo muchas son el sustento de la familia y discriminarlas no sólo es incorrecto sino absurdo, habida cuenta de su aporte a la economía. Desde el punto de vista cultural, el medio más neutral de proceder sería crear asociaciones empresariales porque en el sector de la pequeña empresa de dichos países, suelen predominar las mujeres”, señala el Profesor Kostecki.

A veces, el sector empresarial es excluido de la política porque el gobierno considera que no tiene credibilidad. Tal puede ser el caso, principalmente, en determinados países menos adelantados donde se da por sentado que los empresarios son corruptos debido a su independencia financiara y a sus frecuentes viajes. De ahí que la relación entre empresas y gobierno no sea como la de un asesor en cuestiones relacionadas con el comercio, sino un elemento sospechoso que obliga a cumplir con el papeleo burocrático. Y la principal preocupación comercial de los empresarios se limite a pasar los trámites aduaneros sin demasiada complicación, en lugar de contar con el gobierno para que facilite las exportaciones en el marco de las negociaciones internacionales.

Una promoción equilibrada

Lo esencial es respetar la fina línea que separa la legítima promoción empresarial – que aboga por objetivos concretos en las negociaciones del comercio internacional, incluido el desarrollo – de un altanero grupo empresarial que ejerce presión en el gobierno con el único objetivo de servir sus propios intereses.

El Profesor Kostecki considera que por focalizarse en las empresas y por su acceso privilegiado a las organizaciones internacionales, el CCI tiene un potencial incomparable de integrar el buen gobierno en la política comercial. En la práctica, puede ayudar a las asociaciones empresariales de los países en desarrollo a modernizarse y ser más emprendedoras, por ejemplo, proporcionando acceso a la internet en el procedimiento decisorio y vinculando intereses empresariales en el mundo entero.

“La toma de decisiones de política comercial es de vital interés para la OMC. El resultado no es la cuestión sino el procedimiento en sí. Preconizamos que sea abierto, equitativo e inclusivo. Si hay un debate en su país, usted podrá participar más en las negociaciones de la OMC.”

“Esa es la manera de vincular el bueno gobierno con las negociaciones. Puede suceder que las grandes empresas escriban el programa. Tienen recursos para hacerlo, pero si el debate es abierto e inclusivo, nadie queda fuera ni tiene necesidad de salir a protestar en las calles”, concluye el Profesor Kostecki.


Christopher Simpson, Redactor Adjunto de Forum de Comercio, entrevistó a Michel Kostecki y Laurent Matile, Oficial Superior del CCI en Sistema Multilateral de Comercio, colaboró en la redacción del presente artículo.


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