En América Latina, sobre todo en Bolivia, Brasil, Colombia y El Salvador, comunidades locales se beneficiaron del aumento de las exportaciones de café y la expansión del turismo sostenible. En 11 países africanos, el crecimiento de las exportaciones de aceites esenciales, especias, cacao, pimentón, miel, chile, jengibre, Aloe ferox y café, así como de servicios de turismo, sacó de la pobreza a miles de personas. En Asia, los productos de lana y fieltro de Mongolia, la seda de Camboya y la RDP Lao, y el turismo de Viet Nam también contribuyeron a reducir la pobreza.
En la medida de lo posible, las exportaciones se preparan mediante asociaciones con exportadores locales. Los proveedores de apoyo al comercio –incluidas las ONG– con credibilidad asentada en la respectiva comunidad de productores pobres reciben asistencia para asesorar e impartir formación en materia de exportaciones. Junto con instituciones de apoyo al comercio y formuladores de política de aquellos países donde se llevan a cabo proyectos piloto, también se capacita para reducir la pobreza a través del comercio internacional.
La capacitación productiva es fundamental para el comercio y las exportaciones, ya se trate de minifundistas o microempresas, pero sin mercados tampoco se pueden sentar las bases para lograr que los medios de subsistencia sean sostenibles. De ahí que los programas del ITC encaminados a reducir la pobreza se funden en la premisa, según la cual, incluso cuando el entorno económico nacional es frágil, se pueden encontrar mercados internacionales. En una serie de países, cuyo número aumenta rápidamente, nuestros programas en la materia demostraron el vínculo importante que existe con los beneficios de la globalización.