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Las normas voluntaries en los países en desarrollo: El potencial de las normas voluntaries y su papel en el comercio internacional
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Forum de Comercio Internacional - No. 3/2010

La mayor importancia que cobraron las normas voluntarias en los últimos años contribuyó al aumento de las tasas de crecimiento del comercio internacional, sobre todo de productos agrícolas que accedieron a muchos más mercados tradicionales. Hay que evaluar minuciosamente las ventajas de cumplir con determinadas normas para ver si se pueden obtener ganancias importantes.

Los beneficios que se consiguen mediante ese cumplimiento pueden ser enormes y justificar los esfuerzos que requiere obtener la certificación.

Las normas voluntarias (o ‘privadas’) son elaboradas por entidades no gubernamentales o iniciativas en las que participan múltiples partes interesadas. Algunas de las más conocidas son las de FLO, Certificación Orgánica, Alianza para Bosques y GlobalG.A.P. A diferencia de las normas estatales que pueden ser obligatorias o voluntarias, las normas privadas son voluntarias por definición.

Los objetivos y el ámbito de aplicación de las normas voluntarias varían ampliamente, algunas rigen para un solo producto básico y otras para docenas de productos. También tienen diversos objetivos tales como proteger los derechos sociales, garantizar el precio mínimo, conservar el medio ambiente, promover buenas prácticas agrícolas, regular el suministro o garantizar la inocuidad de los alimentos.

A partir de la década de 1990, las normas voluntarias cobraron mayor importancia en el comercio internacional y se cumplen en un porcentaje considerable de las exportaciones agrícolas. En muchas categorías, las tasas de crecimiento de los mercados asociados que reivindican la sostenibilidad fueron el doble o el triple de aquellas de los mercados ‘convencionales’. Por ejemplo, las ventas de productos orgánicos certificados duplicaron entre 2002 y 2007, y las de productos con etiquetado de comercio justo –sobre todo plátanos, flores, azúcar y café– aumentaron un 38% entre 2003-2004 y 2007-2008. Aunque las tasas de crecimiento son altas, estos mercados siguen representando sólo un pequeño porcentaje del comercio mundial de esos artículos. Según la Comisión del Codex Alimentarius, en 2000, las etiquetas propias de empresas contabilizaron el 14% y en 2010 casi el 22% del total de ventas de alimentos al por menor a escala mundial.

Ahora bien, ¿en qué medida productores y exportadores se benefician cumpliendo con las normas voluntarias? Aunque los resultados de estudios de evaluación del impacto aún no son concluyentes y, por lo general, las investigaciones no contienen datos comparables, cumplir con las normas voluntarias puede beneficiar a productores y exportadores de muchas maneras. Al cumplir con los requisitos de certificación, los productores mejoran sus sistemas de gestión y seguimiento, aumentan la productividad, se ciñen a buenas prácticas agrícolas, mejoran la gestión de los recursos y tienen mayor acceso al crédito. Este último es fundamental para prefinanciar los costos de la certificación e invertir en insumos y equipos agrícolas. Habida cuenta de las dificultades con que tropezaban los pequeños agricultores para acceder al crédito, las cooperativas empezaron a otorgar créditos con intereses razonables a sus miembros utilizando un porcentaje de la prima de comercio justo.

El cumplimiento de normas voluntarias también puede facilitar una integración más sólida en las cadenas de valor mundiales, pues ofrece posibilidades de mejorar el procesamiento posterior a la cosecha, la calidad del producto y la capacidad de oferta.

Investigadores y profesionales coinciden en que las normas voluntarias son una herramienta para mejorar las economías familiares y fomentar las oportunidades de exportación en los países en desarrollo, pero las circunstancias concretas de los productores y las opciones de certificación al alcance de la mano son las que determinan en gran medida si la certificación de una norma voluntaria vale la pena.

Dado que los recursos necesarios para cumplir con una norma dependen de varios factores, y pueden ser sustanciales, en primer lugar, el productor tiene que determinar si la certificación vale la pena en función de sus mercados y las características de su empresa y, de ser así, qué norma representa la mejor opción. Por ejemplo, una cooperativa de productores de cacao orgánico de Ghana tenía dificultades para vender su producto como certificado y se vio obligada a almacenar el cacao en 2009. Los pequeños agricultores se encontraron en una situación muy difícil, pues el costo por unidad era más alto y no podían aprovechar las economías de escala. De ahí que GlobalG.A.P. y otros organismos adoptaran sistemas de certificación en grupo que permiten a pequeños productores formar un colectivo y compartir los costos de certificación. Dichos colectivos pueden mejorar las actividades de intercambio de conocimientos, así como facilitar la formación conjunta y la colaboración en el cumplimiento de requisitos. Es fundamental que los productores reciban formación, información crítica y herramientas para tomar decisiones a fin de que conozcan las principales diferencias que existen entre las normas voluntarias, las evalúen y opten por las más adecuadas en función de sus propias circunstancias.

Las normas voluntarias cobran mayor sentido cuando ofrecen a los productores la posibilidad de integrarse en las cadenas de valor mundiales, mejorar la predictibilidad de los ingresos y entablar relaciones más estrechas con los compradores ofreciéndoles mejores oportunidades. Los mercados de productos básicos ‘sostenibles’ tienen poco potencial de beneficiar a los productores que cumplen con las normas voluntarias. De ahí que el papel de minoristas, fabricantes e importadores sea crucial para determinar el éxito de las normas voluntarias.

Las instituciones nacionales son otro elemento importante del apoyo a productores y exportadores, pues pueden desempeñar un papel activo en facilitar y/o coordinar los esfuerzos para aumentar la capacidad de unos y otros de cumplir con las normas voluntarias. Esto último puede incluir la formación en buenas prácticas de producción, gestión agrícola productiva y eficiente, y competencias empresariales en general como la gestión del riesgo financiero. Encuestas realizadas en Zambia, Kenya y Uganda sobre los minifundistas de la cadena de cultivos certificados para exportación de GlobalG.A.P. revelaron una mejor calidad del producto, un mejor conocimiento del uso de plaguicidas y mayores beneficios de la gestión agrícola. Uno de los resultados más importantes de la certificación forestal en Bolivia fue la eliminación de la mala administración financiera, lo que redundó en una gestión eficiente y transparente de los recursos de los aserraderos. La participación en el comercio justo permitió a los miembros de la Unión Cooperativa Kagera de Tanzanía adaptarse mejor a las demandas del mercado y saber cómo acceder a mercados orgánicos y gourmet. Los cafetaleros bolivianos que participan en el comercio justo perfeccionaron el manejo del negocio, gracias a un mejor conocimiento de los procesos de producción, tras haber participado en actividades de procesamiento y formación sobre mercados del café, gestión administrativa y gestión financiera.

El apoyo institucional puede propiciar organizaciones nacionales y regionales de productores, mejorar infraestructuras y la toma de decisiones estratégicas suministrando a los productores información crítica sobre mercados. También es importante facilitar más el acceso de productores y exportadores al crédito, los servicios nacionales de extensión, los equipos para pruebas y las instalaciones de laboratorio, así como apoyar la sanción y el cumplimiento de normas nacionales en materia de exigencias del mercado.

En algunos sectores, la producción y el comercio certificados ya sobrepasaron determinados nichos del mercado y es probable que esas tasas de crecimiento persistan. Un mayor conocimiento y una mejor comprensión de la influencia que ejercen las normas voluntarias en las exportaciones de los países en desarrollo, así como de los riesgos y oportunidades que conllevan son cruciales en la formulación de políticas y el diseño de mecanismos de apoyo que permitan a productores y exportadores manejarse efectivamente con este nuevo paradigma del comercio.

El ITC pondrá a disposición una herramienta de análisis de normas voluntarias (privadas), basada en la web y denominada StandardsMap. Allí se centralizará, organizará y difundirá información sobre dichas normas y el resultado de investigaciones al respecto para ampliar la capacidad de productores y exportadores de participar en una producción y un comercio más sostenibles.


OBTENER LA CERTIFICACIÓN

Cinco pasos para

Las etapas de la certificación varían según la norma, pero estos pasos ofrecen información básica sobre el modo de obtenerla.

  1. Identifique los organismos de certificación que operan en el país o la región. En los sitios web de las organizaciones que elaboran estas normas encontrará información sobre los organismos de certificación acreditados. Póngase en contacto con uno o varios de los organismos que prestan servicios de certificación de la norma en cuestión.
  2. Solicite una primera estimación del costo y el tiempo necesario para obtener la certificación. Decida con qué organismo de certificación quiere operar.
  3. Algunas normas estipulan la autoevaluación de la situación de la unidad de producción respecto a los requisitos de la certificación. Hágala y presente los resultados al organismo de certificación. Prepararse para la inspección.
  4. Auditores del organismo de certificación visitan las instalaciones y hacen una auditoría inicial de certificación para evaluar el cumplimiento de los requisitos de la norma.
  5. A partir de los datos recabados en esa auditoría, el organismo de certificación toma su decisión y si se cumplen con los requisitos, emiten el certificado.

 


    DATOS Y CIFRAS

    Certificación

    Alrededor del 22% de las exportaciones mundiales de plátanos está certificado. (Giovannucci, Conferencia de la Alianza ISEAL, 2010)

    Mars se comprometió a certificar todo su suministro de cacao para 2020. (Mars Corp, 2010)

    Casi el 50% del café certificado de comercio justo también es certificado orgánico. (Annual Report 2009, FLO)

    El objetivo para los miembros de la Unión Europea es llegar a un 50% de ‘contrataciones públicas ecológicas’ a fines de 2010. (Comisión Europea, 2010).

    StandardsMap se abrirá al público a principios de 2011, será accesible desde el Portal de Análisis de Mercados y complementará las otras herramientas de análisis de mercados del ITC.


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