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Defender a la empresa en las negociaciones de la OMC
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© Centro de Comercio Internacional, Forum de Comercio Internacional - No. 2/2003

En más de la mitad del mundo, los intereses de las empresas no están suficientemente integrados en las tácticas nacionales de negociación comercial. Esto implica que los gobiernos podrían aceptar normas comerciales que quizás vayan a limitar la capacidad operativa de sus empresas. Por el contrario, una movilización fundamentada, oportuna y bien orientada en defensa de dichos intereses puede ayudar a conseguir acuerdos beneficiosos.

Al finalizar la Ronda Uruguay, los empresarios de todo el mundo comprendieron que el nuevo sistema mundial de comercio tendría un impacto determinante en sus actividades. Todos los miembros de la OMC están obligados a modificar su legislación nacional para armonizarla con las disposiciones de los nuevos acuerdos comerciales, y los cambios ya han comenzado a surtir efecto. Ahora, el centro de las preocupaciones de las empresas debería ser el Programa de Doha para el Desarrollo, que introducirá aún más cambios en la actividad económica en todo el mundo. Cabría suponer que los 146 Miembros de la OMC están preparando ya sus respectivas tácticas para estas negociaciones, tomando en cuenta toda la diversidad de intereses, en particular los políticos y los empresariales. Pero la realidad es algo distinta.

Una preparación desigual

La experiencia del CCI indica que los preparativos son muy desiguales. En los países desarrollados, las autoridades y las empresas tienen una tradición de diálogo sobre cuestiones comerciales, y los negociadores elaboran posiciones nacionales que toman en consideración los distintos intereses de las empresas. El CCI ha observado que la situación es diferente en casi todos los países en desarrollo y economías en transición. Las reuniones de la World Tr@de Net y de “Empresas para Cancún”, donde representantes de las empresas y los gobiernos debaten sobre las negociaciones de la OMC, suelen comenzar con declaraciones espontáneas que traducen la falta de diálogo nacional: “Este es un día histórico. Por primera vez en este país, los representantes de las empresas y las autoridades van a analizar conjuntamente los intereses de las empresas en el sistema multilateral de comercio.” Es hora de corregir estos desequilibrios.

El indispensable diálogo entre las empresas y las autoridades en torno a los problemas comerciales sigue siendo muy frágil en el mundo en desarrollo, por múltiples razones. Aun cuando muchos países en desarrollo cuentan con mecanismos establecidos de fomento empresarial, éstos tienden a cubrir temas como las políticas laborales y tributarias. Las negociaciones comerciales multilaterales han sido en general descuidadas, debido a diversos factores:

  • dificultades para comprender el impacto que el complejo sistema multilateral de comercio tiene en las empresas;

  • reticencia a invertir en la defensa de los intereses empresariales en el plano de las políticas comerciales, ante la incierta “rentabilidad” de dichas actividades;

  • falta de instituciones empresariales maduras, fidedignas y bien informadas, e

  • inexistencia de una cultura de la defensa de los intereses empresariales.

    Junto con el advenimiento de las nuevas democracias partícipes de la economía de mercado y del proceso de globalización, las empresas y los gobiernos han manifestado una voluntad de cambio. Tras sacar enseñanzas de la evolución post-Ronda Uruguay, los representantes de las empresas y los gobiernos de todos los países comienzan a ponerse de acuerdo en que la movilización empresarial es indispensable para lograr ventajas en las negociaciones de la OMC.

    Vital aporte empresarial

    Un participante en la reunión de “Empresas para Cancún” organizada en África Meridional dijo: “Las jóvenes democracias y las nuevas economías de mercado tienen que aprender a defender los intereses de las empresas. Y para que éstas contribuyan al diseño de las estrategias nacionales de negociación, deben estar bien informadas.”

    En general, la opiniones de todos los participantes eran similares: “los propios gobiernos no saben qué piensan los actores económicos ni qué es lo mejor para ellos, y por ende no logran negociar como corresponde”, o “los conocimientos de la realidad económica no se encuentran en los ministerios, sino en las empresas.” Algunos se refirieron a la incomunicación entre el sector empresarial y las autoridades, que a veces practican una opacidad deliberada.

    Otra dificultad reside en las diferencias de lenguaje y de cultura de trabajo que se observan entre las autoridades y los círculos empresariales: “La administración habla sobre todo de obligaciones, y su tiempo se mide en años, mientras que las empresas se refieren a la búsqueda de soluciones en plazos de semanas o, a lo sumo, de meses.” Los participantes confirmaron que la defensa de los intereses empresariales a nivel regional e internacional es inexistente o mínima en el mundo en desarrollo.

    Comercio de bienes y servicios

    En las reuniones de “Empresas para Cancún” quedó claramente establecida la absoluta necesidad de que las empresas participen en las negociaciones, desde un principio. Las razones son obvias, como, por ejemplo, que no hay nadie mejor calificado que un exportador para indicar cuáles son las barreras de acceso a los mercados extranjeros. Dado que no dedican un poco de tiempo y energía a consultar a las empresas – por ejemplo, cuando preparan las solicitudes de reducción de obstáculos destinadas a los gobiernos extranjeros, o las respuestas a este tipo de solicitudes –, los negociadores corren el riesgo de adoptar posturas poco viables, que no tienen cabida en “el mundo real”.

    También se puso de relieve que la defensa colectiva de intereses suscita una reacción positiva de los gobiernos. En los países desarrollados, las autoridades han llevado a cabo extensas consultas con las empresas interesadas en previsión de las negociaciones del Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios.

    La existencia de agrupaciones influyentes facilita el diálogo con las autoridades: la Coalición de Industrias de los Servicios, en Estados Unidos, y el Foro Europeo de Servicios (ESF), en la Unión Europea (UE), recopilan y comunican importantes informaciones para las negociaciones de la OMC.

    El ESF representa a las industrias del sector de toda la UE. Entre sus miembros figuran 36 federaciones sectoriales y 50 empresas internacionales, que cubren un amplio espectro de servicios: banca, seguros, telecomunicaciones, correos y mensajería, aviación, transporte marítimo, turismo y hotelería, distribución minorista, preparación de comidas, servicios jurídicos, contabilidad, consultoría de gestión, arquitectura, ingeniería, encuestas, servicios para tecnologías de información, edición, medios audiovisuales, servicios de energía y servicios medioambientales. Los documentos básicos sobre la negociación del acceso a los mercados y establecimiento de normas pueden descargarse del sitio web del ESF (http://www.esf.be).

    ¿Qué ha hecho la empresa?

    ¿Es la falta de participación de las empresas en las negociaciones comerciales la causa de los problemas con que tropieza la aplicación de los acuerdos comerciales en muchos países? Sería interesante saber en qué medida ocurrió esto con los acuerdos de la Ronda Uruguay en los años 1990. ¿Por qué, por ejemplo, tantos gobiernos han renegociado la aplicación del Acuerdo sobre las Medidas en materia de Inversiones relacionadas con el Comercio? ¿Acaso ha sido porque no consultaron oportunamente a las empresas – como los fabricantes de componentes de automóvil – sobre las repercusiones que tendría la eliminación de las medidas de protección en el plazo fijado por el Acuerdo?

    Muchos participantes en las reuniones de “Empresas para Cancún” se refirieron a la influencia de las empresas en los países industrializados, donde promueven sus intereses con tanto vigor que a veces los gobiernos actúan como sus portavoces en las negociaciones, sin aplicar un filtro político adecuado. Citaron concretamente los casos de la agricultura y del Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio.

    Evidente necesidad de cambio

    Las empresas y los gobiernos de los países en desarrollo y en transición están cada vez más interesados en crear una infraestructura y una cultura de fomento empresarial. Los interlocutores del CCI están estudiando modelos de ‘mejores prácticas’ utilizadas en otros países: “¿Qué instituciones participan?”, “¿Cómo se armonizan los distintos intereses?”, y “¿Cuáles son las técnicas básicas del fomento empresarial?”

    Cómo defender los intereses empresariales

    No existe una receta única para crear una infraestructura y una cultura de fomento empresarial. Se trata más bien de un proceso que depende de los medios que ya hay en un país, como su ordenamiento y tradición jurídicos, la estructura del Estado y la fuerza de los gobiernos locales. Con todo, hay algunas cuestiones ‘genéricas’ que se deben tomar en consideración:

  • Obligación legal de celebrar consultas. Los países podrían prever por ley que las autoridades a cargo de las negociaciones comerciales tengan la obligación de consultar a todos los sectores interesados, inclusive las empresas, antes de definir su táctica de negociación.

  • Reglamentación de las actividades de promoción y defensa de intereses. En algunos países, las actividades de fomento y presión (lobbying) están reguladas por ley. En función de la tradición jurídica y de la opinión pública, tal vez convenga adoptar una legislación al respecto.

  • Sistema interactivo a nivel sectorial. Las asociaciones comerciales podrían considerar la utilidad de crear un sistema para la recopilación, análisis y presentación de la opinión de las empresas a los órganos oficiales competentes. Estas asociaciones deberían informar a sus miembros sobre las materias que les interesan directamente respecto del sistema multilateral de comercio.

  • Asistencia técnica y capacitación. Las organizaciones empresariales deben ser capaces de seguir y analizar la evolución del sistema multilateral de comercio. Esto supone aunar esfuerzos a nivel local e internacional para crear, reforzar y mantener dicha capacidad.

  • Ejemplos de mejores prácticas. Las iniciativas de defensa de intereses empresariales que hayan prosperado, tanto en los países desarrollados como en los países en desarrollo y en transición, pueden servir de modelo para otros países. En la reunión de “Empresas para Cancún” celebrada en Johannesburgo (marzo de 2003), el Embajador S. Marchi explicó el funcionamiento del sistema de fomento empresarial del Canadá. Los participantes pidieron que se difundieran estudios de caso y se intercambiaran más experiencias en este campo. El CCI está recopilando las mejores prácticas para complementar e ilustrar su documento titulado “Fomento empresarial en la formulación de políticas comerciales”.

  • Sensibilización de las empresas. Para comprender cabalmente el valor de la participación en actividades de fomento empresarial en el ámbito comercial, hay que conocer la forma en que el sistema de la OMC afecta los intereses de las empresas. La difusión de esta información puede efectuarse mediante reuniones especiales, grupos de discusión y mesas redondas organizadas por las asociaciones empresariales y las instituciones de apoyo al comercio.

    Un estímulo para el sistema comercial

    El fomento empresarial sería un estímulo para el sistema multilateral de comercio en todos los países. Hoy predomina una situación de desequilibrio. En los países desarrollados, las poderosas organizaciones empresariales respaldan a los negociadores oficiales, lo que facilita su actuación en la OMC y la puesta en práctica de los compromisos que los gobiernos allí asumen.

    Los países en desarrollo, en cambio, están perdiendo algunas oportunidades importantes, debido a la falta de mecanismos y de una cultura de fomento empresarial. Estas carencias son un peligro para el buen funcionamiento del sistema multilateral de comercio. Para corregir tal situación, los sectores empresariales de los países en desarrollo y en transición, y también en el mundo desarrollado, deben convertirse en actores de pleno derecho en el actual sistema multilateral de comercio. Como dijo en un debate electrónico un ex representante de Trinidad y Tabago ante la OMC, “el fomento empresarial se aborda a veces como una de las muchas opciones que tendrían los empresarios de los países en desarrollo. En realidad, es la única opción para influir sobre las políticas”.

    Una buena defensa de los intereses empresariales es el resultado de la acción conjunta de las propias empresas, los gobiernos y las organizaciones internacionales competentes. ¿Por qué no empezar desde ya? Después de todo, los ministros adoptaron en Doha un ‘programa para el desarrollo’.


    Reuniones regionales de “Empresas para Cancún”

    El CCI impulsó las reuniones de “Empresas para Cancún” con el fin de ayudar a los países en desarrollo y las economías en transición a prepararse para negociar en la Conferencia Ministerial de la OMC de Cancún (México). En cada reunión se congregaron dirigentes de empresa y negociadores en la OMC de los países de una región dada, para analizar los preparativos nacionales con miras a la Conferencia de Cancún. En dichas reuniones se ayudó a las empresas a formular contribuciones para reforzar los planes de negociación de sus respectivos gobiernos.

    En 2003, el CCI organizó reuniones para las siguientes regiones y agrupaciones de países:

  • Asia (Kuala Lumpur, Malasia, enero)

  • África Meridional (Johannesburgo, Sudáfrica, marzo)

  • Países menos adelantados (Dhaka, Bangladesh, mayo)

  • América Latina (Santa Cruz, Bolivia, junio)

  • Europa Central y Oriental (Zagreb, Croacia, julio)

  • Comunidad del Caribe (Kingston, Jamaica, julio)

  • África Occidental (Dakar, Senegal, agosto)


    Para conocer más detalles sobre el fomento empresarial o la iniciativa “Empresas para Cancún”, diríjase a Peter Naray, Asesor Principal del CCI en Sistema Multilateral de Comercio ()


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